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Provincias

La sorprendente -califiquémosla así- decisión de Pedro Sánchez de establecer la provincia como unidad de actuación ante el desescalamiento, ha traído la consiguiente protesta del PNV, que a su vez ha producido entre nosotros variadas reacciones desde diversos espacios ideológicos, que comienzan en los sedicentes foralistas carpetovetónicos, pasan por algunos extraños federalistas dispuestos a tragar con todo y terminan en los siempre prestos a meterse con los jelkides, digan estos lo que digan.

La verdad es que no merece la pena perder el tiempo con los primeros, muy poquitos ellos y enfrascados en acusaciones tan curiosas como que el partido de los tres diputados generales se quiere cargar los gobiernos forales y, por extensión, los territorios históricos. Sobre los segundos se ha prometido uno contención y quedar a la espera de que cuando pase todo esto le aclaren en qué consiste su autonomismo, federalismo, confederalismo, o lo que sea que promueven. Restan por lo tanto aquellos que no han perdido la ocasión para, aprovechando que el Zadorra pasa por Gasteiz, recordar aquellas tres siglas de infausto recuerdo e incómodo presente para muchos: LTH.

Rememoramos aquellas durísimas batallas ochenteras protagonizadas por el lehendakari Garaikoetxea, Emilio Guevara y José María Makua, entre otros. Nos seguimos manifestando a favor de las tesis del primero, uno de los motivos que le impulsó a uno a su militancia política. Incluso con responsabilidades en el gobierno foral de Gipuzkoa abogó el que firma por adelgazar el poder territorial, ahí están las hemerotecas para corroborarlo. Difícil ocultar, por lo tanto, la discrepancia con los jelkides en este aspecto, fruto de innumerables discusiones. Aunque no solo con ellos, recordamos en otro ámbito ideológico al gran Flanagan Goikoetxea.

Pero tratar de equiparar, como se está haciendo, la concepción del PNV en cuanto a la organización interna de la Comunidad Autónoma Vasca con la fulminante provincialización impuesta desde Madrid, es confundir la gimnasia con la magnesia. Actuar con mala fe o con preocupante desconocimiento