En un mundo que avanza hacia desafíos globales cada vez más complejos y urgentes, la Agenda 2030 ha sido una brújula común para articular respuestas compartidas. Desde Euskadi hemos asumido esta responsabilidad con convicción y capacidad de respuesta, construyendo una agenda viva, localizada y compartida, en alianza con instituciones, empresas, agentes sociales y ciudadanía. Hoy damos un paso más en ese camino: presentamos el ODS 18, una propuesta que nace en Euskadi y se proyecta al mundo, alzando la voz en nombre de todas las lenguas y culturas del planeta.

Ahots Batuak – GJH 18 es mucho más que un proyecto. Es una llamada a unir voces diversas en favor de un desarrollo sostenible más humano, más justo y más plural. Una propuesta que aspira a convertirse en una aportación internacional: sumar a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible un nuevo objetivo, el número 18, centrado en la diversidad cultural y lingüística como motor de transformación social.

Porque la cultura no es solo un patrimonio del pasado, sino el sustrato vivo de quienes somos. Y las lenguas no son únicamente un medio para comunicarnos: sostienen derechos, transmiten conocimiento, construyen comunidad y permiten que cada persona encuentre un lugar propio desde el que mirar el mundo. Sin lenguas vivas no hay culturas fuertes, y sin culturas vivas, el mundo no será sostenible.

La ausencia de un enfoque específico sobre cultura y diversidad es una carencia estructural en la Agenda 2030. Aunque la diversidad se menciona transversalmente en algunos objetivos, no existe hasta hoy un marco que reconozca y potencie su papel central. Con Ahots Batuak queremos contribuir a llenar ese vacío. Lo hacemos con una propuesta clara e integradora: construir colectivamente el ODS 18 como una herramienta de impacto real, desde lo local y con vocación global.

Este nuevo objetivo no parte de cero. Se enraíza en la experiencia vasca de innovación social, en el trabajo desplegado durante años para activar ecosistemas colaborativos, y en la defensa de una gobernanza compartida. Y se proyecta al mundo como una invitación: colaborar con otras comunidades diversas para proteger y promover el derecho a la diferencia, no como obstáculo, sino como valor común.

El trabajo de recuperación del euskara, resultado del esfuerzo compartido de organizaciones sociales, institucionales y ciudadanía es el mejor ejemplo de alianza que podemos ofrecer a otras comunidades culturales y lingüísticas en el mundo, a la vez que apostamos por aprender de forma compartida.

El ODS 18 es también una apuesta de país. Una forma de posicionarnos como laboratorio internacional de buenas prácticas, desde la fuerza de lo local y con la ambición de lo global. Porque sabemos que la diversidad es un puente, no una frontera. Es lo que nos une, no lo que nos separa. Ninguna transformación será completa si no integra la voz de quienes históricamente han sido silenciados.

Por eso, Ahots Batuak es un sistema de trabajo para quienes apuestan por integrar este Objetivo en sus prácticas, y además, es una hoja de ruta. Con un marco conceptual compartido, una estrategia diplomática en marcha, un impulso comunitario y un compromiso institucional firme. Euskadi alza la voz para decir: la diversidad es un derecho. Es riqueza, respeto y, sobre todo, es futuro.

Desde el Gobierno Vasco abrimos así un camino que queremos recorrer con otras comunidades lingüísticas y culturales del mundo. Un camino que parte del reconocimiento mutuo y de una certeza compartida: solo un mundo que escucha todas las voces será un mundo verdaderamente sostenible.

Director de Innovación Social y Agenda 2030 del Gobierno Vasco