Escribo esto antes del tercer asalto de estas entrañables fiestas y me gustaría decir que lo hago únicamente con el ánimo de fastidiar. Pero no, me ha tocado así y ya está, aunque voy a reflejar mi borrascoso estado de ánimo previo a la Epifanía de los Reyes Magos que pone fin al sarao navideño. Si en algo nos insisten durante esos días es que hay que compartir todo. “¿Todo?”, pregunta un buen rollista profesional allá al fondo. Pues sí: todo, todo. Y no me interrumpas más o digo dónde están los mazapanes que mangaste en casa de tu cuñado en Nochebuena, tragaldabas codicioso.
Para empezar, ya en la citada fecha pensé que los que aspiramos a ser algo más que un simple caganer que opina a escondidas, porque deseamos alcanzar el grado de grinch con galones de brigadier, deberíamos imaginar un menú acorde con nuestra actitud. Claro que tendríamos que elaborarlo pensando en fechas ajenas a la Navidad, para que no nos culpen de generar más conflictos domésticos de los que se rumian durante el año esperando el mágico momento de la reunión familiar. No, esos estallan de todas maneras, de modo que mejor un 23 de diciembre o un 7 de enero, para que acudan también aquellos dispuestos a sentirse permanentemente ofendidos, que siempre animan el reverso tenebroso de la fiesta.
Parrillada de Mula y Buey con patatas paja de Pesebre, Peces del río braseados a la Romana, Alitas de Querubín al ajillo, Brocheta de Camello tres delicias o Churrasco de Burrito Sabanero son algunas de las posibles recetas que imaginé. Y como veo que los animalistas se alborotan en su gallinero me explicaré: es sólo una idea, más que nada porque la mayor parte de los ingredientes son imposibles de conseguir legalmente. En cuanto al Burrito Sabanero: considerando que el pobre animal se tira todas las fiestas pateando desde el ojete de Venezuela hasta Belén a cambio de un puñado de alfalfa y cargando con un mocoso de voz de pito que no deja de cantar... acabar con ese calvario me parecería un acto de piedad, más que de maltrato. Y también se me ocurrió el Ropopompón de Tamborilero al Pil Pil, pero la dieta caníbal está mal vista pese a ser infinitamente más rica en proteínas que la vegana. Moriré sin entenderlo.
En fin... proyectos, proyectos, proyectos... que acabarán en la triste bandeja de Asuntos Pendientes hasta que se parta. El único que me veo capaz de llevar a buen puerto es el de no ser amable más que cuando sea estrictamente necesario dadas las cualidades del interlocutor. Así pues: Firmes... ¡Ar! Feliz Año Nuevo... ¡Ar! Y recuerden que no es un deseo: es una orden.