En este verano que se va despidiendo, siempre me parece corto, han sucedido cosas, muchas, y muy diversas. En julio volvimos a tener una cita con las urnas, abriéndose un panorama complejo y plagado de interrogantes. Se ha pasado calor, por estas tierras más bien poquito y en contados días. De éstas y otras muchas noticias hemos querido informar de manera precisa y veraz. Hemos trabajado con entusiasmo en la elaboración de reportajes varios, algo que en temporada estival es labor de titanes ante la ausencia de interlocutores. Pero al final lo que más se lee, es lo que más se lee. El asesinato de Edwin Arrieta, confesado por Daniel Sancho, estremeció al personal y como antes se decía, hizo correr ríos de tinta. Y cuando digo antes, me refiero a la época en la que se compraban los diarios en papel. Ahora la tinta que más corre es la del calamar. Entonces llegó el machirulo de Luis Rubiales tocándose sus atributos y mostrándose como el amo del cortijo en la final del Mundial de fútbol de mujeres. Más ríos de tinta, torrrentes de indignación y alguna impresentable justificación. La última noticia, de las muy leídas, ha sido el fallecimiento de María Teresa Campos. Quien ha ido o ha dejado de ir al tanatorio, cómo están sus mediatices hijas... Y el reportaje que tanto ha costado tanto sacar, ¿quién lo lee?.