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Mesa de Redacción

Arantxa Lopetegi

Donostia, sus barrios y otras cosas de las que informar. Les escucho.

Su mascarilla, gracias

ada, que ya vivimos en una sociedad casi libre de mascarillas, aunque en esto, como en los contratos de telefonía y similares, habrá que estar atenta a la letra pequeña, ya que hay limitaciones que se dejan en manos de lo privado, es decir, que cada cual gobierne su casa. Pero, en líneas generales, vamos diciendo adiós al tapabocas menos en el transporte público, hospitales, farmacias... Hoy, como llueve, parece invierno y me da la gana, pues tengo un día de esos txirikatzailes. Por una parte apunto situaciones que nos van a pasar sí o sí, pero como ciudadana ejemplar que soy, aporto propuestas de soluciones. Se lo están viendo venir y lo sé. Saldremos de casa relajaditas y sin mascarilla. Iremos al gimnasio, sin mascarilla; al bar, sin mascarilla; al curro, sin mascarilla (o con, depende dónde trabajemos). Volveremos paseando tranquilitas, sin mascarilla; entraremos al súper, sin mascarilla; y bien cargadas, al bus. ¡Mon dieu! ¡Aquí con mascarilla! Pues que me la he dejado en casa de tanta relajación. Con siete leches, dos de aceite de girasol (más nos recomiendan no comprar), las latitas de cerveza y la red de tres kilos de patatas a subir la cuesta. Y aquí va mi aportación, dispensadores de su mascarilla, gracias en los lugares en los que si se nos olvida, no entramos. Por proponer que no sea.