o, esta vez la guerra no se ve tan lejos. La llegada cada verano de los niños de Chernobil Elkartea ha provocado una especie de hermanamiento entre Ucrania y Euskadi. Estamos más cerca de lo que marcan los mapas y en estos momentos hay un montón de familias guipuzcoanas y vascas que tienen a su pequeño o pequeña allí entre disparos, bombas y misiles. Pensábamos que ayudarles a escapar un tiempo de la radiación era lo más que podíamos hacer por ellos y ahora les toca escapar de una guerra, como en una mala pesadilla. El cómico Trevor Noar en el programa que presenta en Estados Unidos al estilo de El Intermedio, donde parodia las noticias por muy crudas que sean, afeaba el racismo de los europeos por tolerar otras guerras muy cerca de Ucrania y sentirnos ahora tan afectados al ver cómo arrasan Kiev y la población huye dejando a parte de la familia (los hombres están obligados a quedarse a luchar) sin sospechar qué tendrán que hacer para sobrevivir y si lo conseguirán. Sin saber si cuando vuelvan, si es que algún día pueden, su padre, su casa y lo que veían por la ventana existirá. "Creen que es más dramático cuando los blancos tienen que dejar sus países", denuncia este cómico de tez negra. Quizás no le falte razón o tal vez es solo que sentimos esta guerra demasiado cerca.