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El nieto de la Patro

Lentes progresivas

i preguntas a mi amigo Kepa qué tal le va, te responderá que quitando lo malo, todo bien. A tenor del reciente estudio que ha presentado el Gobierno Vasco sobre Percepción del bienestar y felicidad, pareciera que muchos piensan como él. En las encuestas realizadas antes de Navidad para esta investigación, el 90% respondió que estaba muy o bastante satisfecho con la vida que llevaba. Al preguntar qué nota darían a su vida, nos hemos dado un 7,1. Una nota por encima del 6,5 de España y camino de la de Finlandia que obtiene un 7,8. Una positiva percepción que no varía según la edad, el nivel de estudios, ni tan siquiera por el voto. El interesante contrapunto lo aporta el alto nivel de conciencia de que la desigualdad va en aumento, así como de pérdida de confianza en el futuro. Por el nivel de huelgas, manifestaciones y ciertos discursos políticos y sindicales, ¿quién lo diría, no? ¿De dónde salen estos datos entonces? Los abonados a la conspiración dirán que son datos falsos, todo mentira. Otros, que la gente está confundida o que miente en las respuestas. De la suma de las anteriores, algunos dirán que nos tienen engañados y manipulados. Me quedo con la opción de pensar que sabemos reconocer el bienestar del que disfrutamos, especialmente si tomamos en cuenta cómo ha sido la historia de nuestro pueblo y lo canutas que las pasan otros, no tan lejos de aquí. Un ejemplo: una de las principales reivindicaciones de Teruel Existe es que el acceso a los servicios sanitarios no pase de 30 minutos de desplazamiento. Y con esta notable satisfacción, ¿qué hacer? Tan peligroso es cegarnos mirando solo lo malo, como no verlo y pensar que vivimos en el paraíso. Optaría como sociedad por unas lentes progresivas para saber mirar lo más cercano y lo que tenemos por mejorar, pero sin perder la perspectiva que nos dan el pasado y el resto de pueblos del mundo.