Ignorar el significado de los conceptos ligados a la Revolución digital o 4.0 no impide su desarrollo, por lo que debemos intentar comprenderlos. Un ejemplo de ello es la tecnología blockchain o cadena de bloques que en el mundo de los negocios no tiene marcha atrás. Se trata de un enorme libro de cuentas en donde los registros (los bloques) están cifrados y enlazados para garantizar la seguridad, transparencia y privacidad de las transacciones.

La tecnología blockchain ya se ha probado con éxito en muchos ámbitos. Por ejemplo, en el sector de la banca, blockchain garantiza la automatización de pagos y cobros. Gracias a blockchain, los contratos inteligentes están empezando a automatizar todo tipo de acuerdos: herencias, traspaso de propiedades, hipotecas, seguros, indemnizaciones, contratos civiles y mercantiles... Lo novedoso de esta tecnología es la eliminación de los intermediarios, lo que origina un gran cambio en la función de los actuales notarios y registradores.

Georgia es el primer país del mundo en crear un Registro de la Propiedad con blockchain. Las inscripciones del registro ya no se validan con el sello o la firma física del registrador, sino con esta tecnología que permite la verificación de los títulos de propiedad en tiempo real.

Es fundamental que los gobiernos apoyen a las fintech (término inglés que resulta de unir la primera sílaba de las palabras Finance y Technology), incentiven a las empresas para que se unan a esta revolución 4.0 e incorporen programas de formación digital. Como decíamos al principio, ignorar sus conceptos no va a impedir su implantación.