Ya estamos en plenas fiestas de Deba, los San Roques, y con todo preparado. También los antitaurinos, Debako Zezenketen Aurkako Taldea, que han colocado sus pegatinas por todo el pueblo, ascensores públicos, señales, papeleras, farolas, etc. Espero que el Ayuntamiento les cobre por la limpieza de todo el mobiliario urbano que han ensuciado con sus pegatinas. Este colectivo está formado por personas vinculadas a la izquierda aber-tzale, por lo que su ética animalista es muy peculiar.

Cuando la izquierda abertzale ostentaba la Alcaldía y organizó durante cuatro años las corridas de toros, este grupo no realizó ninguna protesta. Tampoco se manifiesta cuando en navidades se celebran las idi probak. Pero lo realmente reseñable es que protestan contra la muerte de los toros en las corridas, y a su vez participan en el homenaje a expresos acusados de atentados. Vamos, que les preocupa más la vida de un animal que la de una persona. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Joxe Mari Arrizabalaga Solano

Este pasado miércoles, el señor Azkarraga, representante de la red ciudadana Sare, concedió una entrevista a su periódico. Ante la pregunta del reportero sobre los pasos que debieran hacer los presos de ETA para facilitar la convivencia y la reconciliación, afirmó el exconsejero de Justicia del Gobierno Vasco que había dos líneas infranqueables: no arrepentimiento y no a la delación. Justificaba la respuesta porque al disolverse ETA carece de sentido. Sin duda una respuesta muy clarificadora de la visión de este expolítico de EA. Más bien es una respuesta en negativo. Deja muy claro lo que no tienen que hacer.

A mi juicio, el argumento es extraño, políticamente interesado y muy débil. ¿Exime de la responsabilidad la desaparición de una organización de las acciones ejecutadas por sus miembros? ¿Dónde se ha visto cosa semejante? Acaso en un hormiguero, en un enjambre de abejas o en un nido de avispas donde, lo es todo, el organismo colectivo y el individuo nada.

Las líneas rojas que ha marcado parecen enviar un mensaje claro: la liberación de los presos está estrictamente condicionada y supeditada a que sea políticamente aceptable desde una perspectiva militante. Los conceptos de responsabilidad, culpa, delito, arrepentimiento son diluidos y quedan disculpados en el jarabe abertzale. Una paradoja mayor aun tratándose de un defensor de los DDHH y ex responsable de Justicia.