lA fobia escolar es una situación de miedo y ansiedad escolar y extraescolar. Es un estado físico y psicológico que puede vivir un alumno o una alumna relacionados al centro escolar y a su ambiente.
Se caracteriza por el rechazo de estar presente en los lugares donde hay varias personas. El temor que la produce indica un pensamiento ilógico adoptado por el afectado.
Este síndrome puede surgir en la personalidad del chico o la chica cuando viven acontecimientos familiares adversos o bien si en el centro académico el profesorado no le puede prestar la debida atención por excesiva ratio en las aulas y diversidad curricular en las mismas. La casa se convierte en el lugar más seguro para él/ella.
Las personas que padecen fobia escolar presentan ciertas características como: síntomas físicos y psicológicos, producción de sudor con frecuencia, ritmo cardiaco acelerado, mareo e imaginar seres y cosas paranormales, limitar el pensamiento, interpretar erróneamente, producir gritos, odiar al centro escolar, sentir todo en negativo, continuas quejas, absentismo escolar, rechazo a las materias, a los docentes, a los compañeros, a sus padres, etcétera y aislamiento social.
A nivel biológico: pérdida de peso, palidez, rigidez, falta de apetito, insomnio, comedor compulsivo, anorexia, bulimia, etcétera. A nivel psicológico: contacto negativo con el entorno social, carencia de habilidades sociales que reviertan en un funcionamiento positivo de aprendizaje, en ocasiones una posible hiperactividad que cursa con déficit de atención en que el alumno/la alumna entra en un estado de ensimismamiento que conlleva la no interiorización de todo tipo de mensajes implícitos y explícitos.
¿Por qué?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde se produce?
Por conflictos familiares e ignorancia de su papel y, valía en casa y en el colegio o el instituto. Angustia y ansiedad por las separaciones y rupturas parentales. Un bajo rendimiento escolar, miedo al docente, a sus compañeros y una total desmotivación hacia las materias programadas y pérdida de amistades por el cambio de lugar de residencia.
Cuando los padres no asumen su responsabilidad con sus hijos e hijas se crea un ambiente hostil que carece de un diálogo entre sus miembros. Cuando el chico o la chica es sujeto paciente de un ambiente desfavorable que surge en su propia familia. Cuando es objeto de burla tanto en el colegio como en casa y en lugar de residencia y cuando los padres no poseen horas de tiempo, produciendo una desmotivación de sus hijas/os al no sentirse estos escuchados.
En lo relativo al cómo. Surge la fobia en el alumno/la alumna cuando se justifica con argumentos distorsionados e imaginados que pueden llegar a la somatización del paciente con síntomas como dolor de cabeza, problemas estomacales, palpitaciones, sudoración, etcétera.
Los lugares donde se desarrolla el miedo al miedo son: en la casa por falta de uniones familiares, falta de escucha activa a los problemas de los hijos, falta de diálogo entre los miembros de la familia, carencias de interacción positiva entre la unidad familiar. En lo correspondiente al centro escolar: en trabajos escolares, salidas extraescolares, en actividades deportivas, en no poseer la iniciativa de interactuar con sus compañeros dentro del aula cuando se trabaja a nivel grupal. En este caso se aísla psicológicamente de las intervenciones en los trabajos encomendados y siente cierta envidia y celos de sus compañeros.
La fobia escolar conlleva dimensiones y efectos en los sujetos pacientes: amenaza la unidad familiar, retrocede el desarrollo físico y mental del hijo/la hija, riesgo de abandono escolar precoz sin tener una idea clara de lo que quieren hacer con su vida personal y escolar. En estos casos dicho abandono hace que se les derive a distintos módulos de Formación Profesional que sean correlativos con sus habilidades cognitivas, manipulativas y funcionales. El riesgo a consumir drogas y a delinquir por su aislamiento de sus camaradas y sensación de soledad de no poseer referencias claras, etcétera. Esta situación en la que está inmerso le impide estar estimulado para un reingreso a un contexto escolar y social normalizador.
Debemos y tal vez podamos establecer estrategias preventivas y orientativas de la fobia escolar. Se trata de una triple intervención: familiar, escolar y social.
Incorporación del afectado en actividades sociales, enseñarle a tomar una actitud relajante y reflexiva que le permita meditar en consecuencia, centrarse sobre lo más idóneo en el contexto social en el que se tiene que desenvolver de una manera correcta y consecuente. Los progenitores realizan un acompañamiento para ayudarle en la medida que le posibilite la capacitación para socializarse. Crear una vía de comunicación entre el centro, el orientador, tutor/a, trabajador/a social y padres. Comunicar y atender a los hijos usando fórmulas adecuadas y evitar expresiones de forma imperativa e instigadora. Los padres deben estimular a sus hijos a pasar mucho tiempo con camaradas que puedan aportarle aspectos positivos. Convertir la asistencia al centro escolar en una norma diaria. Evitarles el paso de mucho tiempo en casa. Explicar a los padres el por qué de la separación momentánea por horarios laborales u otros menesteres. Ignorar las quejas de las hijas/los hijos para que no se propicie una superprotección que aboque a su hijo/a a una inseguridad que les desfavorezca en su autonomía dentro de una perspectiva objetiva y real, y afrontar los problemas implícitos de los hijos.
Los adultos son figuras de referencia sobre todo a la hora de tomar decisiones en la solución de los problemas de los menores. Ayudar a los hijos a buscar soluciones a sus problemas, que no posean sentimiento de culpabilidad, sino de responsabilidad, reaccionar rápido, incorporarles a actividades culturales, lúdicas, TICs y deportivas. Hacerles ver su futuro profesional positivamente dependiendo de su aptitud. Evitar la negligencia para que el hijo/la hija tenga esperanza en encontrar un ambiente sosegado en el que se sienta incluido sin ningún tipo de miedo social o fobia social.