Finalmente se ha completado el anunciado traslado de los más de 10.000 libros de Loiola a Deusto, entre ellos 37 incunables, y tan sólo ha tenido una tibia reacción de nuestros representantes políticos: Asier Aranbarri, alcalde de Azkoitia, decía "sentir pena" por el traslado, y la diputada foral de Cultura declaraba que supedita la localización física de los volúmenes a que "estén al alcance de todos", como si Deusto fuera el centro geofísico del mundo o como si sólo por estar allí localizados esos incunables se harán comprensibles y accesibles a cualquier persona.
Una reacción similar tuvo esta diputada hace un par de meses acerca del Zinemaldia donostiarra, cuando afirmó que no era importante igualar por parte de la Diputación Foral el aporte que las otras tres instituciones públicas realizaban a este festival, ya que "todos los festivales de su categoría han reducido su presupuesto", olvidando que el resto de festivales se mueven con unos presupuestos muy superiores. Sirva de ejemplo la Mostra veneciana, a la que ya sólo el Gobierno de Berlusconi aporta más de siete millones de euros.
Y algo parecido ocurrió hace unos años cuando la consejera de cultura, Miren Azkarate, a instancias del tándem Azkuna-Bilbao decidió trasladar los archivos de Bergara a Bilbao, hecho ante el que sólo Bitoriano Gallastegi, el por entonces alcalde de Bergara, se atrevió a protestar tímidamente.
Me pregunto cómo actuaría el diputado general vizcaino ante una situación similar, como por ejemplo si esos 37 incunables estuvieran en Urkiola y quisieran ser trasladados al Koldo Mitxelena donostiarra. A buen seguro no se andaría con la tibieza con que lo hacen nuestros representantes institucionales.
Pero la cuestión no es sólo un asuntos de libros: la ABAO, una institución privada, recordemos, recibirá en 2011 de las arcas del Gobierno Vasco 763.000 euros, casi el doble de la dotación ya recibida en 2010, y el museo del Txakoli de Bakio percibirá 2,7 millones de euros conseguido por los diputados del PNV de los presupuestos del Estado, aunque eso sí, parece se "olvidaron" de protestar ante la reducción a la mitad del aporte del Ministerio de Cultura a la Quincena Musical donostiarra. Y todo esto mientras Chillida Leku agoniza por falta de ayudas institucionales y con el deseo y la esperanza de que el certamen de masas corales de Tolosa disponga ya del presupuesto necesario para el Grand Prix de coros europeos que le toca organizar el año próximo.
Y qué decir en lo concerniente a la dotación del Gobierno Vasco al nuevo San Mamés, al que dedicará un total de 55 millones de euros, 9,6 millones de los cuales ya están asignados en el presupuesto de 2011, al tiempo que se posterga sine díe la ampliación del hospital de Mendaro que, presupuestado en 6 millones, tenía previsto iniciarse en 2011.
Todo lo mencionado anteriormente pone en evidencia que el lobby bilbaíno-bizkaitarra sigue pisando fuerte en su carrera por mostrar su supremacía sobre el hermano pobre guipuzcoano que, con sus 707.263 habitantes, aporta a las arcas de Lakua 2.862 millones de euros al tiempo que Bizkaia, con 1.153.724 habitantes, aporta 4.356 millones de euros. Hagan cuentas señoras y señores, es bien fácil descubrir quién es el que está haciendo un mayor esfuerzo económico y lo poco que recibe a cambio.