En su entrada de la Wikipedia en euskera se afirma lo siguiente: “Baserritarra y deportista, es una hábil comunicadora que habla en hika con la modalidad lingüística de Oiartzun”. Amalur Arbelaiz Arbelaiz, de 44 años, parece mostrarse de acuerdo con la descripción que se hace sobre ella en internet. Durante el arranque de la conversación ya se muestra extrovertida, locuaz y, efectivamente, además de un marcado acento oiartzuarra, tiene dotes de comunicadora. Primera pregunta: ¿no ha pensado nunca en estudiar Periodismo o Comunicación Audiovisual? Su resoplido adelanta la respuesta: “No me gusta nada estudiar. Qué va, no sería capaz de hacer una carrera… ¡Es que siempre he sido bastante vaga para los estudios!”, dice justo antes de soltar una risotada.
En 2022 y 2023, Arbelaiz se proclamó campeona del pentatlón vasco junto a la urnietarra Nerea Arruti. El año pasado lo intentó en solitario, pero reconoce que correr no es lo suyo y la carrera penalizó el resultado de su participación en la plaza de toros de Tolosa. Ane Zapirain aventajó en un minuto exacto (15:59-16:59) a la deportista de Oiartzun. Arbelaiz domina el extenso abanico de los deportes rurales vascos. Se defiende estupendamente con la aizkora, el levantamiento de piedra, el traslado de txingas, las idi-probak y la sokatira, donde empezó su afición deportiva cuando era una adolescente.
¿Cuáles eran sus referentes por aquella época? “Había muy pocas mujeres entonces. Me gustaban el aizkolari Donato Larretxea y el segalari Xabier Zaldua”, responde. Nunca ha pisado un gimnasio, asegura. Le vale con correr y andar por el monte, junto al sacrificado trabajo físico en el caserío. Un rato después ella misma matiza la frase. “Hará unos tres años fui una vez al gimnasio del polideportivo de Oiartzun. Me pusieron a hacer pesas y me dieron un papel con un plan de entrenamiento. No era lo mío, además… ¡cómo me dolían las caderas!”.
Amalur Arbelaiz sigue viviendo en el mismo lugar donde nació, el baserri Ozentzio
A los 19 años se marchó a Irlanda con el propósito de participar en el Campeonato del Mundo de sokatira. Solo estuvo dos años federada. Para entonces ya había nacido Araitz, la primera de sus cuatro hijos, y compaginar la crianza con el trabajo dentro y fuera del hogar se convirtió en misión imposible. “Hay mujeres deportistas que se las ingenian para poder hacerlo todo, pero es muy cansado y yo no rendía igual”, afirma. El poco rato libre lo dedicaba a las idi-probak, porque, según cuenta, exige menos tiempo.
En su caserío del barrio de Iturriotz, su pareja era el que llevaba el dinero a casa mientras Amalur se ocupaba de realizar las tareas familiares. “Se podía vivir con el sueldo de una sola persona, pero, tal como están las cosas ahora no sé si eso ya sería posible”, reflexiona. Arbelaiz sigue viviendo en el mismo lugar donde nació, el baserri Ozentzio. A unos metros de la vivienda se encuentra una pequeña ermita construida en piedra y estructura de madera, levantada por el párroco Manuel Gabino en la tercera guerra carlista (1872-1876). Su padre fue el fallecido bertsolari Joxe Mari Ozentziyo. En esa misma zona también está Lur Garden, el impresionante jardín de jardines del expresentador de Bricomanía y paisajista Iñigo Segurola.
Amalur Arbelaiz se muestra feliz con la vida que tiene. Aunque en su casa hay ganado, compagina las tareas propias del baserri con su trabajo como limpiadora de hogar y monitora de comedor infantil. Su hija mayor, Araitz (27 años), y el pequeño Oinatz (12 años) han seguido los pasos de la madre y participan en exhibiciones de herri kirolak. La saga continúa.
Tablas televisivas
‘Baserria’. En la primera edición del concurso de ETB-1, Amalur triunfó como concursante y fue elegida mejor baserritarra por la audiencia. No sabía muy bien lo que se iba a encontrar, pero vivió una “experiencia inolvidable”. Repitió al año siguiente.
‘Herri Txiki, Infernu Handi’. En la visita del programa de ETB-1 a Oiartzun, ya se desenvolvía con soltura ante las cámaras. La deportista ha aparecido más veces en la televisión vasca.