El mundo de la enología avanza y la afición por el vino va más allá de su mero disfrute gastronómico. Las catas o las experiencias enoturísticas abren paso a otras experiencias como la vinoterapia, una técnica natural para mimar tu salud y tu belleza y una muy buena opción para disfrutar del vino de una forma distinta. 

Algunas bodegas cuentan en sus instalaciones con centros de estética o spas en los que se puede disfrutar de sesiones bien terapéuticas o estéticas a base de vino o de la propia uva, con sus pepitas, pulpa y hollejos.

La vinoterapia basa su filosofía en las propiedades antioxidantes de los polifenoles de la uva, como el resveratrol o los flavonoides, cuya capacidad para luchar contra los radicales libres supera a la de las vitaminas C y E y les convierte en una de las mejores armas contra el envejecimiento de la piel.

Estas sustancias químicas son la base de los cosméticos que se emplean en estas terapias y que se producen con distintos tipos de uva, mostos, vinos y aceites derivados de la uva, además de sustancias derivadas de la vid y agentes hidratantes naturales. Pueden presentarse en forma de cremas, mascarillas, aceites, barros de recubrimiento, etc. 

Una mujer toma un baño en vino en un spa. Grupo Aire

Orígenes

Los precursores de la vinoterapia fueron los franceses Matilde Cathiard y Bertrand Thomas quienes en 1995 crearon la primera empresa de productos para el cuidado de la piel basados en las propiedades de la uva y en 1999 fundaron en Burdeos el primer spa de tratamientos exclusivos en vinoterapia, Les Sources de Caudalie

Su terapia original consistía en una exfoliación con uva machacada, semillas y pieles, un baño en una tina de vino, la cata de una copa y un masaje relajante con aceite de semilla de uva. Este se ha convertido en el modelo a seguir para este tipo de tratamientos.

Con la exfoliación se eliminan las pieles muertas y se dilatan los poros, de forma que cuando se haga el masaje y la envoltura la piel se empapará mejor de las propiedades del vino. La sesión de hidromasaje se lleva a cabo en unas cubas o bañeras llenas de agua termal con toques de vino tinto. En cuanto al masaje, suele hacerse con vino caliente y con los cosméticos elaborados para tal efecto. 

Los tratamientos faciales se suelen hacer de forma independiente ya que, al incluir una limpieza de cutis con exfoliación, masajes faciales y mascarillas hidratantes y reafirmantes, requieren una sesión completa.

Una jarra y una copa de vino junto a un cuenco con racimos de uva. Freepik

Propiedades del vino

Las propiedades terapéuticas y estéticas del vino no son nada nuevo. Hace miles de años ya se utilizaba como estimulante del apetito, cicatrizante, antiséptico, antiinflamatorio, somnífero, anestésico, desinfectante... En Roma, las mujeres se colocaban mascarillas faciales fabricadas con las semillas y el hollejo de las uvas para prevenir las arrugas.

La pulpa de la uva tiene mucha agua, oligoelementos y sales minerales, y su piel y sus pepitas contienen polifenoles, lo que contribuye a la desintoxicación de la piel y a la regeneración celular, al fortalecimiento de las paredes de venas y arterias y a la reparación del colágeno. Además, tiene una acción antibacteriana y ayuda a rebajar la presión arterial. 

El poder antioxidante de la uva neutraliza los radicales libres responsables del envejecimiento (arrugas, manchas, patas de gallo, papada, piel colgante en los brazos...) y hace que, después de la terapia, la piel quede tonificada, hidratada, luminosa y elástica.

De la variedad del vino y de sus propiedades va a depender que se utilice para una finalidad u otra: el Rioja, para cosméticos y tratamientos de salud; el Lambrusco, para tratamientos de piel; el Sauvignon o el Chianti, para relajar con sus propiedades tranquilizantes; el Merlot y el Cabernet, para exfoliar, o el Malvec, para la elaboración de fragancias y jabones.

Si quieres darte un capricho y buscas algo fuera de lo habitual, decídete por una sesión de vinoterapia. Seguro que no te deja indiferente.