Cuando nos desmayamos, los síntomas previos más frecuentes suelen ser una sensación de mareo, luces, debilidad, malestar general, ruidos en los oídos, oleada de calor en la cara, náuseas, etc. No es que estén presentes todos estos, ni todas las veces, ni siquiera son los mismos en una persona que ya ha sufrido otras veces la denominada lipotimia vagal. 

El proceso está originado por una estimulación del nervio vago, de causa desconocida. Este nervio, décimo par craneal, regula muchas de las funciones automáticas del cuerpo. Es el nervio parasimpático por excelencia. Inerva la faringe, el esófago, la laringe, la tráquea, los bronquios, el corazón, el diafragma, el estómago, el páncreas, el hígado y los riñones. 

Cuando actúa sobrepasando la estimulación de los nervios con función opuesta, nervios simpáticos, se hacen manifiestas sus funciones.

En lo que afecta al sistema cardiovascular, dilata las venas aumentando la cantidad de sangre en el sistema venoso, con lo que llega menos cantidad de sangre al corazón. El retorno venoso es más lento y la sangre se acumula en las venas. El corazón tiene menos sangre para distribuir, lo hace con menos fuerza al no haberse dilatado lo suficiente sus paredes y, además, lo hace a un ritmo más lento, ya que el nervio vago disminuye la frecuencia cardíaca. Como consecuencia de todo ello, baja la tensión arterial, no llega suficiente sangre al cerebro y se produce el desmayo.

Irrigación al cerebro

Al caer al suelo, la cabeza queda a la altura del corazón, por lo que la sangre, al no tener que vencer la gravedad, no necesita ser expulsada del corazón con tanta fuerza como si estuviera de pie, para llegar al cerebro. Restituida la irrigación cerebral, la recuperación es inmediata, y sin ninguna consecuencia, salvo que se pegue un golpe en la cabeza u otra parte del cuerpo en la caída. Ése es el único peligro de las lipotimias. El afectado está muy pálido, con sudor frío, inconsciente produciendo un buen susto a los que tiene alrededor. Puede que vomite.

A pesar de ser rápida la pérdida de conciencia, en el caso de la lipotimia vagal, el interesado siempre nota, antes de que le ocurra, que no se encuentra bien. En ese momento es cuando hay que tomar la decisión de acostarse allí donde esté. No es una buena idea, si nos pasa en la cocina de casa, pensar: “Me encuentro mal, parece que me mareo. Voy a echarme un rato en mi cuarto, hasta que se me pase”. En el camino se acabará de marear del todo y el golpe, contra el quicio de una puerta del pasillo, será inolvidable. 

La constitución vagotónica

Las causas que lo desencadenan son múltiples: cansancio excesivo por ejercicio físico extenuante, prolongación de una jornada hasta avanzada la noche, estar en lugar cerrado con mucho humo, que coincida con la menstruación, permanecer mucho tiempo de pie, quieto, estar en lugar con calor excesivo, estar muy nervioso por un contratiempo, etc.

Es más fácil que ocurra en algunas personas. Por ejemplo, en aquellas que tienen una tensión arterial baja, que sean muy aprensivas, excesivamente sensibles a los disgustos y aquellas personas que tengan una constitución vagotónica. 

 Las personas nos dividimos, a grandes rasgos, en simpaticotónicos y vagotónicos. Activos y cachazas, por vulgarizar. Se da por el predominio del sistema simpático o parasimpático del sistema nervioso central. El sistema simpático es el de la alerta, la lucha, la huida y el parasimpático es el de la tranquilidad, el de la siesta.

El vago reduce la frecuencia cardíaca, dilata las venas por lo que éstas acumulan más sangre, llega menos al corazón, eso hace bajar la tensión arterial al haber menos líquido circulante y, al final, te das un morrazo. Si encima estás en un sitio muy caliente, cocina, sol, de pie, sin apenas moverte, en ayunas, tienes un buen número de opciones para una lipotimia. Así que hay una predisposición constitucional a las lipotimias vagales cuando se tiene ese temperamento y no has hecho nada en tu vida por mejorar ese aspecto.

Y volverá a pasar

La duración del episodio no suele ser mayor de 5 minutos e inmediatamente después de pasado, se puede seguir con la vida normal.

Suele ocurrir mucho en gente joven, y más en mujeres, por sus características hormonales. En todo caso siempre están a tiempo de consultarlo con su médico y cerciorarse, de que, efectivamente, la cosa no es para preocupar.

Y suele repetirse, porque es una manera de reaccionar el cuerpo en determinadas personas si se dan las circunstancias apropiadas.

Dice un viejo adagio chino: Si una cosa ocurre una vez, puede que ocurra una segunda vez o que no vuelva a ocurrir. Pero si ocurre una segunda, es probable que ocurra una tercera. Es el caso de las lipotimias, que suelen pasar muchas veces. 

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