La segunda presidencia de Donald Trump parece la sacada de la popular comedia musical Oklahoma: “todo me sale bien”, podría cantar el actual presidente: A pesar de los denuestos de la mayoría de medios informativos norteamericanos, y prácticamente de la totalidad de los corresponsales extranjeros, continúa teniendo seguidores superfieles y abundantes.
Este apoyo empezó a bajar cuando Trump anuncio los aranceles a las importaciones del resto del mundo, especialmente por la perspectiva de inflacionaria a causa de la subida de precios de mercancías extranjeras, así como los estragos en las bolsas de valores.
Pero la tormenta que amenazó los mercados y los bolsillos quedó reducida a una pequeña brisa y los aranceles que habían de ser un 25% como mínimo, pasaron a un 10% para los amigos. Incluso para China, convertida en el gran enemigo económico del momento, parece que serán de “solo” el 87% en vez del 150% anunciado por Trump pocas semanas atrás. Cada vez que hay alguna noticia en este terreno, las bolsas se tergiversan.
Ahora, las bolsas norteamericanas no han recuperado los niveles de principios de este año, pero sí han recobrado más de la mitad de sus pérdidas y quienes lloran –por el momento– no son los inversores que creyeron en Trump, sino las Casandras que pronosticaron el fin del imperio económico norteamericano y una época indefinida de vacas flacas, además de la desaparición del liderazgo económico mundial norteamericano.
Noticias internacionales
Lo cierto es que cualquier noticia favorable a las políticas de Trump aúpa las cotizaciones y las cosas que sí bajan de precio, como la energía, tan solo perjudican a los buscadores e inversores de oro negro, pero abaratan la vida de los 360 millones de ciudadanos que no pueden circular sin automóvil en un país de grandes distancias y escasa densidad de población.
Otras noticias internacionales también ayudan a Trump, como el apoyo a sus política del tradicional aliado británico, o cifras relativas al otro gran país rico del hemisferio: Canadá, que tanta repulsa siente por el presidente norteamericano que eligió recientemente al candidato más anti trumpista: el presidente norteamericano puede decir ahora que las políticas del vecino norteño no son tan eficaces como las de EEUU, pues la renta per cápita canadiense es igual a la de Mississippi, uno de los estados más pobres de Estados Unidos.
Aparte de la victorias mayores o menores en la política diaria norteamericana, Trump se beneficia de otras cosas que aumentan el perfil del país, y le benefician indirectamente, desde el mundial de clubes de la FIFA que será nada menos que en Washington, hasta la elección del primer Papa norteamericano de la historia. “Un gran honor”, se apresuró a decir Trump al conocer el resultado del cónclave que elevó al cardenal de Chicago a la Sede de San Pedro.