Queremos denunciar públicamente la situación de desamparo y maltrato que están sufriendo numerosas trabajadoras del sector de la limpieza cuando, por motivos de salud, se ven obligadas a acudir a la mutua laboral.

Lejos de recibir la atención y el respeto que merecen, muchas se encuentran con un trato vejatorio, cuestionamientos constantes sobre la veracidad de sus dolencias y una presión injustificada para reincorporarse a su puesto aun sin estar recuperadas.

Lo más grave es que, si los problemas de salud no provienen de un golpe, caída o accidente visible, la mutua directamente los descarta como enfermedad laboral, incluso cuando están claramente relacionados con las exigentes tareas de limpieza: dolores musculares, lesiones repetitivas, problemas de espalda, respiratorios o articulares. Se trata de dolencias frecuentes en este sector, pero sistemáticamente ignoradas, obligando a las trabajadoras a recurrir a la Seguridad Social y quedando invisibilizadas como consecuencias del trabajo.

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El sector de la limpieza, mayoritariamente ocupado por mujeres, ya se enfrenta a condiciones precarias, horarios extensos y salarios bajos. A ello se suma ahora la falta de reconocimiento y consideración ante enfermedades derivadas de la propia actividad laboral.

Enfermar o lesionarse no debería convertirse en un motivo de hostigamiento ni de desprotección. Las mutuas tienen la obligación de velar por la salud de las personas trabajadoras, no de minimizar sus problemas ni de actuar como instrumentos de presión empresarial.

Exigimos un cambio inmediato en la forma de proceder, con protocolos claros que garanticen el reconocimiento real de las enfermedades laborales y un trato digno y respetuoso. La salud no se negocia.