Troncos ennegrecidos, suelos grises y un silencio abrumador. Es el desolador escenario que deja a su paso la quincena de incendios forestales que continúan activos en Castilla y León, Galicia y Extremadura, en la peor ola de fuegos que vive el Estado en tres décadas. Más de 400.000 hectáreas arrasadas y una situación catastrófica que se contempla con evidente preocupación desde Gipuzkoa. “Por lo que estamos viendo, los siniestros, los grandes incendios, son cada vez más frecuentes y virulentos, y controlarlos resulta complicado porque su propio comportamiento está cambiando”, asegura Borja Rodriguez, oficial del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento del territorio.
Gipuzkoa ha registrado en lo que va de año cuatro incendios forestales, concentrados en los meses de febrero y marzo, y 51 hectáreas quemadas. Las zonas afectadas han sido Hondarribia, con 14,31 hectáreas, y Pasaia, con 13,20 hectáreas, ambos en las faldas del monte Jaizkibel; Ezkio, con 12,66 hectáreas, y Errezil (monte Ernio), con 11,40 hectáreas.
El servicio foral que interviene ante este tipo de siniestros está conformado por 348 profesionales que durante el año pasado realizó un total de 3.370 actuaciones, con un aumento del 10% respecto a 2023. Fue necesario intervenir en 869 incendios de diversa naturaleza, con un promedio de 72 operaciones mensuales.
El número de alertas por fuego se ha mantenido uniforme durante todo el año, con mínimos en febrero y septiembre (62) y un máximo en agosto (93). Respecto a los siniestros forestales, en Gipuzkoa los niveles de riesgo alto se trasladan a la época de otoño e invierno, cuando la flora está en su periodo más latente, lo que de algún modo facilita el control. “Aquí se puede decir que nos enfrentamos a siniestros más tradicionales, dominados por el viento y la orografía”, señala Rodriguez.
Nada que ver con lo que está ocurriendo estos días en buena parte de la geografía estatal. El avance de las llamas ha obligado a evacuar a más de 33.000 personas. Han sido jornadas de trabajo extenuantes, ante una situación agravada por la extraordinaria ola de calor, si bien la mejora de las condiciones meteorológicas parece ayudar a controlar ayer los focos de Galicia, Castilla y León y Extremadura.
Megaincendios, de "sexta generación"
El oficial del servicio foral explica el motivo por el cual los incendios forestales han cambiado su comportamiento. Dice que tradicionalmente los grandes siniestros han estado dominados por factores medioambientales -meteorología y orografía-, dos variables en función de las cuales se podía predecir el comportamiento del fuego. “Ahora no. Ahora nos encontramos ante los llamados incendios de sexta generación, que son capaces de crear sus propias condiciones ambientales. La gestión es, por todo ello, mucho más complicada, lo que provoca que las herramientas de prevención no sean tan eficaces”. Es la lectura que hace de lo que viene ocurriendo durante las últimas semanas, ante lo cual resalta la importancia de contar con planes de prevención.
A este respecto, el fiscal de Sala de Medio Ambiente, Antonio Vercher, se ha dirigido por escrito a las fiscalías provinciales y al Seprona de la Guardia Civil para que comprueben la existencia de planes de prevención de incendios forestales en los territorios más castigados por el fuego estos días, por si las administraciones hubieran incurrido en responsabilidad penal por ausencia de los mismos.
"Es evidente que la situación que en este momento estamos sufriendo es debida a la ausencia o, en su caso, la aplicación improcedente de los planes de prevención de incendios. De lo contrario no se explica lo que está pasando", señala el escrito.
Factor humano
El factor humano es la causa principal de la inmensa mayoría de los incendios, tanto forestales como de otro tipo, debido a descuidos, negligencias, o acciones intencionadas. Actividades como la quema descontrolada de rastrojos, el uso incorrecto de fogatas y barbacoas, o el abandono de colillas de cigarrillos son responsables de muchos siniestros. Desde el 1 de junio, las autoridades han detenido a 33 individuos e investigado a otros 93 por su presunta relación con el origen de los incendios, que hasta el momento han causado cuatro muertes.
“Aunque en muchos casos no podamos evitar que se produzcan, siempre estaremos más preparados para dar una respuesta adecuada siguiendo un plan de prevención. Hace faltar estar entrenados y tener una previsión sobre cómo actuar ante estas situaciones”, añade el oficial del servicio de bomberos de Gipuzkoa.
En Gipuzkoa la competencia foral de Montes, a efectos de este tipo de siniestros, se reparte entre el departamento de Equilibrio Territorial Verde, que se encarga de la gestión forestal, y los propios bomberos, que operan durante las 24 horas del día y ofrecen una respuesta más inmediata. “En caso de incendio, nosotros solemos dar el primer golpe, y una vez que el servicio de Montes está organizado y tiene sus recursos en el lugar, nos solemos encargar de lo que llamamos incendios de interfaz, cuando el monte entra en lo urbano, y lo urbano se mezcla en el paraje forestal”. En Gipuzkoa se combinan ambos servicios ante este tipo de siniestros.
Ocho parques de bomberos
El servicio foral de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS) se centra en la protección de personas, bienes y medioambiente ante emergencias de diversa índole. Está formado por ocho parques de bomberos y bomberas profesionales. Cuentan con una dotación mínima de tres efectivos y un cabo (cinco y un cabo en el parque de Bidasoa).
Además, en cada guardia se incorporan dos bomberos adicionales por parque, con el objetivo de ofrecer "una respuesta operativa más eficaz" y garantizar que, ante posibles incidencias de personal, la dotación no se vea reducida por debajo del mínimo establecido. Las dotaciones de los parques, junto con los sargentos y jefes de guardia, dan servicio las 24 horas del día y los 365 días del año.
El territorio se divide en tres zonas operativas. La primera zona está constituida por los parques de Zubillaga (ubicado en Oñati), Arrate (Eibar) y Urola (Azpeitia). La segunda zona la integran Bidasoa (Irun) y Kosta (Zarautz). Goierri (Ordizia), Oria (Tolosa) y Korosti (Legazpi) conforman la tercera zona. En total, el servicio cuenta con una plantilla de 348 profesionales y una flota formada por 113 vehículos, de los cuales 43 son pesados, 47 ligeros y 23 remolques.
Dentro del conjunto de intervenciones desplegadas por el SPEIS de Gipuzkoa se contabilizaron el año pasado un total de 746 afectados, lo que representa un descenso del 4% respecto al año anterior. Es decir, pese al incremento en el número de salidas no hay más perjudicados.
Teniendo en cuenta la naturaleza de la intervención, se observa que el número de salvamentos e incendios se incrementa levemente los domingos, mientras que el número de asistencias técnicas que ofrece este servicio no sigue ningún patrón observable.