El nuevo ministro principal de Escocia, John Swinney, que asumió el cargo esta misma semana en sustitución del dimitido Humza Yousaf, considera factible que el territorio pueda lograr la independencia a corto plazo, en un margen de cinco años, “porque los argumentos a favor son convincentes”.

Discursos

Swinney ha dejado claro en los sucesivos discursos de estos últimos días que la secesión seguirá siendo un objetivo prioritario para el Partido Nacional Escocés (SNP) y, en una entrevista ayer a Sky News, describió la independencia como la “respuesta” a algunos de los grandes problemas a los que se enfrenta Escocia, entre los que citó el aumento del coste de vida y las “implicaciones” de la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

“Ambos son factores estratégicos que están causando graves daños económicos y sociales a Escocia”, señaló Swineey, para acto seguido atribuir ambas cuestiones a “malas decisiones tomadas en Westminster”. En este sentido, recordó que los escoceses votaron en su mayoría a favor de seguir dentro de la UE en la consulta de junio de 2016, posterior al referéndum independentista de septiembre de 2014.

John Malkovich, en una imagen de archivo. EP

El nuevo mandatario escocés abogó por trabajar para conseguir “un mayor apoyo” a favor de la independencia, que parece haber perdido algo de fuerza en los sondeos. De hecho, los laboristas pugnan por arrebatar el primer puesto al SNP en intención de voto y los independentistas se arriesgan a perder el Gobierno en las próximas elecciones, que en principio están previstas para el año 2026.

Swinney evitó cualquier gesto de confianza hacia el Partido Laborista, al advertir de que, si se cumplen los pronósticos y abren de nuevo las puertas de Downing Street en Londres, no habrá cambios en políticas clave. Así, anticipó que no habrá “un giro dramático” en cuestiones como el recorte del gasto público, al que atribuye “un enorme daño”.

Consulta independentista

En cualquier caso, cualquier consulta vinculante sobre la independencia depende del aval del Gobierno central, que en estos últimos años ya ha dejado claro que no está dispuesto a ninguna concesión. La posición parece compartida entre tories y laboristas, si bien previsiblemente el debate ganará fuerza con vistas al décimo aniversario del referéndum de 2014. No obstante, los retos más inmediatos de Swinney se centran en la economía, los empleos y el costo de la vida, a fin de ofrecer un futuro mejor para las personas de entornos más pobres.

Ya en sus primeras declaraciones a los medios después de jurar como el séptimo ministro principal, Swinney, de 60 años, señaló que había sido un “cambio abrupto” para su familia, en especial para su mujer, Elizabeth Quigley, que padece esclerosis múltiple y ha jugado un papel importante en la decisión de Swinney de postularse a ministro principal, a la que expresó su “eterna gratitud”, ya que ser ministro principal es el “privilegio” de su vida.