El canciller alemán, Olaf Scholz, enfatizó ayer la importancia de una normalización “urgentemente necesaria” de las relaciones entre Occidente y China aunque, reconoció, siempre vaya a haber “cuestiones abiertas”.

“Nosotros pensamos que el sistema democrático funciona bien y nos parece una buena cosa, otros tienen otra opinión. Pero en un mundo en el que China está volviendo al PIB mundial que tenía antes de la industrialización, tenemos que hablar y arreglarnos entre todos”, afirmó Scholz en alusión al peso en el pasado de la economía china.

El canciller intervino en la Jornada de la Industria organizada por la Asociación Federal de la Industria Alemana (BDI) en Berlín unas horas antes de encontrarse con el primer ministro chino Li Qiang Li para una cena de trabajo, antes de que comiencen hoy las consultas intergubernamentales de forma oficial.

Retomar los contactos

Scholz subrayó la importancia de su propia visita realizada a Pekín el pasado otoño, que, según dijo, supuso el fundamento para que fuera posible retomar “de forma intensiva” los contactos con China.

Esto a su vez facilitó que en la última cumbre del G-20 Pekín declarase de forma oficial, en alusión a Rusia, que en las guerras no deben usarse armas nucleares, lo que constituyó un “éxito muy concreto”, afirmó el canciller.

La visita de ayer a Pekín del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, es una “buena señal para una normalización de relaciones que es urgentemente necesaria”, agregó Scholz.

En su discurso, el canciller repitió su mantra de optar por el “derisking” (reducción de riesgos) en lugar de por el “decoupling” (desacople) en relación con las relaciones comerciales con China.

En ámbitos como la fabricación de semiconductores, en el pasado se ha caído en “dependencias unilaterales”, señaló, pero gracias a los pasos a nivel europeo y alemán y si todo va según lo previsto, indicó que “Alemania se convertirá en uno de los mayores emplazamientos de producción de semiconductores a escala mundial”.