El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acusó ayer a Europa de respaldar de manera tanto “secreta como abierta” al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), declarado organización terrorista por Ankara, en una nueva referencia a la crisis diplomática con Suecia y Finlandia, cuyas aspiraciones para entrar en la OTAN se ven amenazadas por el veto turco por acoger a individuos asociados con esta organización y similares.

“Está claro que va a ser difícil para nosotros la construcción de un futuro común con una Europa que respalda, secreta y abiertamente, a los grupos terroristas contra los que Turquía está combatiendo”, declaró el mandatario en el Foro Mundial TRT que se celebra en Estambul, escenario el pasado 13 de noviembre de un atentado que costó las vidas a seis personas, que las autoridades turcas han responsabilizado al PKK, que a su vez negó toda implicación.

Este atentado desencadenó una nueva campaña militar turca en Siria Irak, la operación Garra Espada, la última de una larga guerra de bombardeos contra las posiciones kurdas en ambos países.

“Somos un país que prefirió caminar con Europa después de la Segunda Guerra Mundial pero, a pesar de todos los sacrificios que hemos hecho, nunca vamos a olvidarnos de que nos hemos quedado solos en nuestra lucha contra los grupos terroristas que amenazan nuestra unidad”, lamenta el presidente turco.

“Eso”, añadió Erdogan, “sin mencionar los embargos implícitos que nos han impuesto”, en otra velada referencia a la negativa de Suecia y Finlandia a comerciar armas con Turquía, y antes de acusar a Estados Unidos de suministrar armas a las milicias kurdas a las que combate Turquía, y que Washington considera por contra como un aliado esencial en la lucha contra lo que queda de la organización yihadista Estado Islámico en Siria e Irak.