- Los filipinos acuden hoy a las urnas para votar en unas polarizadas elecciones marcadas por la desinformación y en las que Ferdinand Bongbong Marcos, hijo del fallecido dictador Ferdinand Marcos, es favorito a convertirse en el próximo presidente. Según las últimas encuestas, Marcos cuenta con el 56% del apoyo de los electores, frente al 23% de su más inmediata rival, Leni Robredo, la actual vicepresidenta y abogada de los derechos humanos con un programa más social.

Unos 67 de los 108 millones de filipinos están llamados a votar en todo el archipiélago para elegir a los ocupantes de la presidencia y vicepresidencia para los próximos seis años, así como 12 asientos en el Senado, el Congreso y numerosos cargos provinciales y municipales.

Estas elecciones se celebran para elegir al sustituto o sustituta del presidente saliente, Rodrigo Duterte, al que la ley prohíbe presentarse a la reelección porque solo permite un mandato presidencial. Su hija, Sara Duterte-Carpio, se presenta en estos comicios como candidata a la vicepresidencia en tándem con Marcos.

La vida fuera de la presidencia puede ser difícil para Rodrigo Duterte, a quien se le puede volver en contra la sangrienta guerra contra las drogas que oficialmente ha costado la vida a unos 6.200 traficantes o drogadictos, aunque organizaciones defensoras de los derechos humanos estiman que entre 27.000 y 30.000 personas han sido ejecutadas por las fuerzas de seguridad.

Investigaciones dentro del país amenazan con salpicarle por el asunto, mientras que la Corte Penal Internacional ha anunciado que investigará a su Gobierno por crímenes de lesa humanidad, una labor que se presume más difícil de realizar si su hija es vicepresidenta del país.

El principal candidato a la presidencia es Marcos, de 64 años y cuya carrera está unida a la de su padre, que gobernó Filipinas con puño de hierro entre 1965 y 1986.

Bongbong, como es conocido en Filipinas, inició su carrera política con 23 años como vicegobernador de Ilocos Norte, el feudo familiar, aunque tuvo que exiliarse junto con su familia en 1986 hasta su vuelta en 1991. Condenado por evasión fiscal en 1999, este candidato ha evitado las entrevistas y los debates electorales.

El color rosa y la política feminista es el toque distintivo de la campaña de Leni Robredo, la única mujer en concurrir a las presidenciales y que en 2016 ya venció de manera ajustada a Bongbong Marcos por la Vicepresidencia, cargo que se elige en una votación independiente a la presidencia.

Robredo, de 57 años, se muestra como un cambio de paradigma en la presidencia por ser la antítesis al polémico tono de Duterte.

Otros candidatos a la presidencia, aunque con escasas posibilidades de ganar, son la leyenda del boxeo Manny Pacquiao; el alcalde de Manila, Francisco Isko Moreno; y el antiguo director de la Policía Nacional y azote de Duterte, Panfilo Lacson.

Los Marcos llevan dos décadas con una campaña de desinformación para blanquear su legado, pero el fenómeno se ha intensificado en los últimos años, según los expertos. Aunque las redes sociales han eliminado cientos de cuentas por desinformar, los bulos y mentiras políticas abundan en Facebook, YouTube y TikTok, principalmente entre internautas que retransmiten en directo.

Los Marcos fueron expulsados del poder tras una revolución popular pacífica, pero dejaron tras de sí al menos 3.257 personas ejecutadas de manera sumaria, miles de torturados y entre 5.000 y 10.000 millones de dólares expoliados del erario público.

Sin embargo, muchos filipinos consideran hoy día a los Marcos como los modernizadores del país, patriotas, compasivos y ven aquellos años como la época dorada de Filipinas.

"La única dirección clara que tomará (Bongbong) es la de proteger la fortuna de su familia"

Analista de política filipina