Aisha fue la tercera de las doce esposas que tuvo Mahoma, con quien se casó en el 623 d.C., cuando ella tenía seis años y él 54. No obstante, la niña permaneció en el domicilio paterno hasta que alcanzó la pubertad y se pudo consumar el matrimonio, lo que según algunas fuentes ocurrió cuando tenía 9 o 10 años. Islamófobos y enemigos de la fe musulmana han exprimido este ejemplo hasta la saciedad, y lo han usado para machacar el sistema social y religioso que rige muchas comunidades musulmanas. Ha llovido mucho desde entonces, y la mujer musulmana (la mayoría de las palestinas lo son) sigue cautiva de una sociedad tradicional donde la religión tiene un peso extremo y las estructuras sociales y familiares están muy jerarquizadas (siguen pautas patriarcales). La conclusión es obvia: la mujer sigue estando muy discriminada.

El horizonte, sin embargo, es algo más prometedor, y el presente se ha convertido en un campo de batalla donde la mujer está tratando de conquistar espacios nuevos que también le pertenecen. Aisha ha madurado y empieza a reclamar sus derechos. La lucha arrancó hace tiempo, a principios del siglo XX, aunque la primera participación sociopolítica de la mujer en Palestina y la creación de las primeras asociaciones de mujeres tuvieron lugar en un contexto de lucha nacionalista.

Entre 1903 y 1948 se pusieron en marcha las primeras asociaciones de carácter asistencial, a iniciativa de las mujeres de las clases más favorecidas y urbanas. En 1921 se creó en Jerusalén una primera Unión de Mujeres Palestinas, mientras que en octubre de 1926 se organizó en Jerusalén el primer Congreso de la Mujer Palestina. Y de ahí nació la Asociación de Mujeres Árabes (AMA), que en 1944 tomó la denominación de Unión de Mujeres Árabes Palestinas (UMAP). Con la aparición de la OLP en 1964 se fundó la Unión General de las Mujeres Palestinas (GUPW en sus siglas en inglés) que permitió la integración de la mujer en el nuevo movimiento nacionalista de resistencia.

En 1976 las mujeres palestinas votaron por primera vez y en 1978 se creó en Ramala la Unión Palestina de Comités del Trabajo de Mujeres (PUWWC), que se fraccionó a principios de los ochenta y dio lugar a infinidad de centros y asociaciones, muchas de las cuales perduran hoy en día.

mayor concienciación La primera Intifada (1987-1991) potenció el desarrollo de las organizaciones de base de mujeres, y fue clave para que la mujer asumiera tareas en el ámbito público, sea porque debían trabajar para atender a su familia cuando faltaba el varón, sea en el trabajo comunitario, sea directamente en la desobediencia civil y la resistencia. Pero la primera Intifada supuso, sobre todo, un desarrollo de la conciencia crítica de género sobre las diversas formas de opresión (la ocupación israelí o la que se da en la propia sociedad y en la familia). Sin embargo, en la segunda Intifada (2000-2006) se percibió un importante retroceso de algunas conquistas logradas y durante los últimos años se han vuelto a anteponer los intereses nacionales a la agenda de género. "Esto nos perjudica, la ocupación es un lastre doble para las mujeres, porque cuando hay un problema de ese tipo, un problema mayor, se relegan las cuestiones relacionadas con la mujer. En ese punto estamos", explica Soraida Hussein, miembro del Comité de asuntos Técnicos de las Mujeres.

Eso sí, algo de terreno se ha ganado, tal y como apunta Soraida: "Hay una conciencia cada vez más extendida de que las reivindicaciones nacionales deben compatibilizarse con una agenda específica sobre la mujer, y que esto contribuye a la creación de un Estado palestino democrático, y eso es un avance notable". Ramala es la capital oficiosa de la Autoridad Palestina, y los cambios que apunta la activista se perciben en cada esquina: mujeres sin velo, vestidas con ropa occidental, bailando y bebiendo en las discotecas. Pero Soraida matiza: "Ramala es un oasis, es la ciudad más cosmopolita de los territorios ocupados. El resto de Palestina es otra cosa". Y apunta a Hamás: "Hamás es, sobre todo, una organización política, pero tenemos un serio problema con sus mujeres. Aunque hablamos mucho con ellas son de la opinión de que la segregación de sexos tiene que ser aún más rígida, y ese es un problema serio que tendremos que seguir discutiendo con ellas".

mejor informadas A partir de los 90 se crearon también varios centros de promoción de la mujer, que se centran sobre todo en asesorarla. Una de estas organizaciones es el Centro de Asesoría para Mujeres que preside Maha Abu Dayyer. Dayyer incide en lo difícil que es luchar contra lo establecido, pero asegura que las mujeres han ganado espacio en las últimas décadas: "Aquí hay que luchar contra las Cortes Religiosas, contra la tradición, contra tantas cosas... Pero nosotros ofrecemos información sobre todas las leyes que existen, para que la mujer sepa las opciones que tiene. Además de eso, les ofrecemos abogados para que puedan llevar a juicio sus casos. Las mujeres no entienden las leyes aplicadas, y nosotros se las explicamos. Y si la mujer está mejor informada, tendrá siempre más peso en casa". No solo en casa. Muchas palestinas son activas militantes en los diferentes partidos políticos de los territorios ocupados, aunque en el parlamento la desproporción sigue siendo notoria: el Gobierno de Mahmud Abbas cuenta con 5 ministras y 17 ministros. Las oficinas de Dayyer impulsan también ese ámbito: "Nuestras leyes benefician al hombre, tanto las religiosas como las civiles, por lo que incidimos también en el parlamento, con la intención de que se vayan reformando poco a poco". La asociación trata también temas como la herencia, la violencia de género o los casos de divorcio, todos ellos terrenos sensibles en una sociedad tradicional, como es la sociedad musulmana. "Los divorcios son casos contados, porque están muy mal vistos, las mujeres solteras también están mal vistas, y la violencia de género se denuncia en contadas ocasiones. De hecho, nosotros aconsejamos a las mujeres que no vayan a la policía", explica Dayyer. Y explica el porqué: "La frustración para ellas sería doble, porque la policía no las tomaría en serio e incluso las humillaría".