La seguridad vial es un aspecto fundamental para prevenir accidentes y proteger la vida de conductores, pasajeros y peatones.
Aunque factores como la atención al volante, el respeto a las normas de tráfico o la climatología son clave en la prevención de siniestros, el mantenimiento adecuado del vehículo juega un papel igualmente esencial y, muchas veces, subestimado. Un vehículo en buen estado es más predecible, más fácil de controlar y responde de forma más eficiente en situaciones críticas.
Entre las prácticas de mantenimiento preventivo más importantes destacan la revisión regular del sistema de frenos, los niveles de aceite y líquido refrigerante, la presión de los neumáticos, el estado de las luces, la batería y la suspensión. No obstante, hay una tarea sencilla y altamente eficaz que solemos pasar por alto: la rotación de los neumáticos.
Los neumáticos son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera. Su buen estado garantiza una correcta adherencia, estabilidad y frenada. Sin embargo, los neumáticos delanteros y traseros no se desgastan por igual. Esto se debe a que cada eje del vehículo soporta distintas cargas y realiza diferentes tareas, como el giro en el caso del eje delantero o la tracción en algunos vehículos. Como resultado, los neumáticos pueden presentar un desgaste desigual, lo que afecta al equilibrio del coche, al agarre y, en última instancia, a la seguridad en la conducción.
Rotaciones periódicas
Realizar rotaciones periódicas entre los neumáticos delanteros y traseros permite igualar el desgaste y, con ello, prolongar la vida útil de todos los neumáticos. Un desgaste uniforme también mejora la respuesta del vehículo ante frenadas de emergencia o maniobras bruscas, ya que todos los ejes reaccionan de manera equilibrada. Esto reduce significativamente el riesgo de pérdida de control y mejora la estabilidad general del coche.
La recomendación general de los expertos es rotar los neumáticos cada 10.000 kilómetros, aunque este intervalo puede variar dependiendo del tipo de vehículo y de neumático y del estilo de conducción. En cualquier caso, lo ideal es seguir las indicaciones del fabricante del vehículo o consultar con el personal del taller.
Comprobar la presión
Además de la rotación, es fundamental revisar periódicamente la presión de inflado y el dibujo de la banda de rodadura. Un neumático con presión incorrecta o con un dibujo desgastado pierde capacidad de adherencia, especialmente en condiciones de lluvia, aumentando considerablemente la distancia de frenado y el riesgo de 'aquaplaning'.