La conducción por carreteras con nieve y hielo, especialmente esta última, es una de las situaciones más complicadas que se nos puede presentar en invierno. Las fuertes bajadas de temperaturas que estamos soportando hacen que debamos reforzar nuestra atención y precaución para evitar salirnos de la carretera u otros accidentes accidentes más graves.

Atento a las temperaturas y a determinadas zonas. Debes estar alerta cuando el termómetro de tu vehículo marca 3º o menos. Sobre todo a primeras horas del día y al anochecer, las horas máas frías y cuando más de pueden ocasionar placas de hielo o escarcha. Presta especial atención a las áreas sombrías, las zonas situadas bajo puentes y las depresiones del asfalto, pues son las zonas donde mayor probabilidad de hielo puedes encontrar.

Conducir con suavidad y con marchas largas. Los movimientos bruscos son los más peligrosos con estas situaciones climáticas adversas. Estará bien reducir la velocidad antes de llegar a la zona congelada y no mover el volante ni pisar freno o acelerador buscando que el coche, simplemente, se deslice sobre la placa. Utiliza marchas largas (3ª a 5ª) para tener más estabilidad ya que las marchas cortas las ruedas giran más bruscamente y es más fácil que patines y te salgas de la carretera. Procura no superar las 2.500 revoluciones para evitar que las ruedas patinen cuando el suelo esté resbaladizo.

Ten delicadeza con los frenos y realiza aceleraciones lentas. Los frenazos bruscos te harán patinar sobe el firme resbaladizo. Frena con suavidad y maneja con firmeza el volante para controlar el coche. De la misma manera acelera despacio para que los neumáticos se adhieran a la calzada. Si pisas el acelerador rápidamente las ruedas girarán sobre la calzada helada y te harán perder el control. Recuerda también que a más velocidad, menos control.

Atento al sobreviraje. Si se produce un sobreviraje, un fenómeno que puede aparecer con hielo y mediante el cual la parte trasera se descontrola, hay que tratar de girar el volante en la dirección opuesta para enderezar la trayectoria.

Evita las sendas de otros vehículos. En caso de nieve puede ser eficaz, pero las sendas abiertas por los coches que te hayan precedido serán más propensas a producir placas de hielo.

Mantén la calma si derrapas. Intenta estar sereno y controlar la situación evitando acciones bruscas. Si notas que el coche se desliza ligeramente mantén la calma ya que normalmente recuperará su estabilidad una vez los neumáticos vuelvan a agarrarse a la carretera.

Ojo a a la distancia de seguridad. Es clave en todas las condiciones meteorológicas, pero con hielo y nieve la distancia que recorre un vehículo desde que el conductor pisa el freno hasta que el coche se detiene completamente es mucho mayor. El RACE señala, de manera orientativa, que la distancia total de detención (reacción + frenada) es de 57 metros cuando se conduce en condiciones soleadas y a 90 km/h, una cifra que sube hasta los 89 metros cuando la calzada está mojada. Si hay placas de hielo, se puede llegar a multiplicar por 10.