Con el buen tiempo las prendas claras y ligeras toman el relevo a las oscuras y abrigadas que nos han arropado durante el invierno. El blanco se convierte en el rey de la nueva temporada y los vestidos, blusas, camisetas, tops o pantalones de este color ocupan los primeros puestos en el ránking de nuestros favoritos para vestir en primavera y verano.

El blanco es un color que combina con todo y un buena opción para los días más calurosos; la ropa blanca aporta frescura por su capacidad de reflejar la luz y no absorber el calor. Sin embargo, este tipo de prendas tienen a menudo un inconveniente y es que transparentan la ropa interior que va debajo

Si buscamos discreción, el negro, el gris, el marrón o el azul son algunas de las tonalidades vetadas para llevar debajo de prendas blancas. Asimismo, conviene evitar prendas interiores con costuras demasiado pronunciadas o dibujos llamativos.

Una mujer luce una camisa blanca bajo la que se transparenta un sujetador negro.

A la hora de elegir la lencería para llevar debajo de prendas blancas podríamos pensar que la ropa interior blanca y la de color carne serían las más adecuadas. Sin embargo, al transparentar bastante la capa exterior, el blanco destacará mucho al contraste con la piel por lo que no es recomendable. Por su parte, el color nude, aunque es práctico para las prendas de tonos claros, no resulta demasiado atractivo en los diseños de lencería. 

Si lo que quieres es lucir prendas blancas sin perder ni un ápice de glamour por dentro, hay un color que seguro que no imaginas y que, además de ser muy vistoso en lencería, puede solucionar el tema de las transparencias: se trata del rojo. Según la tonalidad de tu piel, los tonos coral, rosa o naranja también pueden realizar la misma función.

El color más adecuado

La ciencia señala que el tono rojizo en los sujetadores resulta ideal para neutralizar las tonalidades de la piel y de la prenda blanca para que no se transparente nada. Apunta que si nos fijamos en las venas, según el tono de piel podemos verlas más rojizas, azuladas o verdosas. Esta tonalidad debe ser el punto de partida para elegir bien el sujetador. 

Donde mejor se aprecia la coloración de las venas es en el antebrazo o en el pecho puesto que la piel es más fina en esas zonas. Si la piel es blanca o muy pálida, las venas se verán azuladas y el tono elegido para el sujetador deberá ser de un color rojo con tintes azulados. En el caso de las pieles morenas, las venas no se notan tanto y se ven un poco más rojizas por lo que el tono elegido será un rojo quemado.

Conjunto lencero de braga y sujetador en color rojo.

Cómo elegir la talla del sujetador

A la hora de comprar un sujetador es importante dar con la talla correcta y no siempre es fácil porque no solo va a depender de las medidas, sino también de la forma del pecho y de los diferentes diseños y marcas. Si eres de las que te molestan todas las etiquetas y las cortas nada más estrenar el sujetador, de una vez a otra serás incapaz de recordar la talla.

Esta se compone de un número y una letra, siendo el primero la medida del contorno por debajo del pecho y la segunda el tamaño de la copa, es decir del busto, que es la diferencia entre el contorno bajo del pecho y el contorno del pecho

Lo más recomendable es tomarse las medidas por encima de un sujetador sin relleno y los expertos recomiendan hacerlo cada seis meses ante posibles subidas o bajadas de peso o ante los cambios físicos que se producen durante el embarazo o la menopausia.

Errores al elegir un sujetador

Entre los errores que podemos cometer al elegir un sujetador está que el contorno sea demasiado grande (no ajustará bien) o demasiado pequeño (apretará); que la copa sea demasiado grande (se arruga) o pequeña (el pecho se sale) o que los tirantes no ajusten en su justa medida y se caigan o se claven.

En caso de dudas con la talla, es importante dejarse asesorar en la tienda donde vamos a adquirir el sujetador por las personas que entienden y que nos pueden ayudar a elegir el que más comodidad, salud y bienestar nos va a aportar.