Estamos ya, más o menos, en el ecuador de las fiestas, que en Euskadi podemos decir que comienzan en Santo Tomás y acaban en Reyes… O tras las rebajas, porque ya se sabe que las navidades no son más que una excusa para gastar, beber y comer. Tras el empacho a txistorra tocaba la primera gran cena, Nochebuena, en la cual muchos ven a sus familias por primera vez en un año y se tratan de poner al día por encima de las gambas, el discurso del Borbón o los programas musicales interminables de la tele. Ya Navidad es diferente.Olentzero, el primer gran desembolso en caprichos, y una gran comilona. Luego llega Nochevieja, la que probablemente es la cita preferida de la mayoría, y que ya tenemos casi encima. Atragantamiento por uvas, champán, borracheras sin control y, por supuesto, los más jóvenes a cotillones de 70 euros por unas cuantas horas de música. Año Nuevo sirve para querer morirte de la resaca en otra comida familiar que ya se hace cuesta arriba. Llega Reyes, sus cabalgatas y personas en edades demasiado altas peleando con niños por unos caramelos. Y el 6, por supuesto, más regalos, más gasto y más capricho. Si ni los reyes de Oriente ni Olentzero han acertado quedan las rebajas, donde ya puedes elegir a tu gusto. Y para beber y pasarse, si eres donostiarra, solo quedarán un par de semanas para tener otra excusa.