En octubre, se cumplieron 46 años de la aprobación en referéndum del Estatuto de Gernika. Ha pasado tanto tiempo que casi hemos olvidado que participó el 60% del censo y que el 90% de los que votaron apoyaron el proyecto. A pesar de ello, casi medio siglo después, sigue sin cumplirse. Aún quedan una decena de competencias pendientes de transferir, entre ellas la gestión de la Seguridad Social. El último paquete de traspasos debería estar en manos del Gobierno Vasco el 31 de diciembre de este año. Es lo que firmó el presidente español, Pedro Sánchez, con su homólogo del PNV, Andoni Ortuzar. Pero cuando falta menos de mes y medio para que llegue la fecha, ya se sabe que Sánchez no cumplirá lo que firmó a cambio del apoyo a su investidura. Lo dijo hace poco el lehendakari, en diferentes niveles de la administración española hay muchas resistencias.
La historia es testigo de que PSOE y PP, los dos partidos que han gobernado en España todos estos años, han mostrado, con algunos matices, la misma actitud. Siempre se han movido por su propia necesidad. Y este comportamiento ha alimentado una imagen al gusto del unionismo. La de un zoco en el que se compra y se vende cualquier cosa por un puñado de votos. Es decir, un chantaje. Pero desde Euskadi, lo que queda en evidencia es la falta de respeto que muestran a lo pactado y a la voluntad de la mayoría.