A quien le haya tocado, por segunda vez en menos de una semana, quedarse atascado en la N-1 por sendos accidentes de camiones estará que trina, aunque la última retención ha sido menos densa que su precedente del jueves pasado. ¿Qué coste económico suponen? En 17 kilómetros de cola, según dijeron fuentes oficiales, caben muchos coches y camiones. Mis ojos vieron alguno más en la retahíla de vehículos parados con las puertas abiertas y corros de gente que, sin otro quehacer, obligados a permanecer sin casi moverse de su sitio, se daban conversación.
El accidente fue en Villabona. Pero Tolosa no estaba mejor. El problema de la N-1 es que si el accidente ocurre en hora punta el desvío por carreteras secundarias que se vuelven alternativas de paso para una carretera tan transitada no es válido, porque al final todos los alrededores se colapsan y se sale de una ratonera para meterse en otra. El baipás, complicado.
Ese día me trajo a la mente una imagen caótica: una manifestación en una vía principal de Nápoles. Coches cruzados y gente que se iba a hacer la compra dejando la puerta abierta de su vehículo mientras los manifestantes cortaban la carretera. No hay solución fácil. Por si acaso, cuando llueve, mejor bajar la marcha y evitar sustos, complicaciones y disgustos.