Sencillísimo. Un botón desde el que anular una multa de la OTA a través de una aplicación en el móvil. Le das y desaparece a la misma velocidad que vuelan 12 euros de la cuenta corriente. Son dos días con el vehículo aparcado debajo de casa, así que 24 pavos. En esta ocasión ha sido una vecina que no se ha enterado de que ante la nueva OTA que entró en vigor el 1 de septiembre en su municipio, su socorrida pegatina que le acreditaba como residente pasaba a valer cero, y debía solicitar una nueva. Es igual que antes, con la misma zona reservada para residentes, y a la que sigue teniendo derecho, pero tiene que pedir el permiso de nuevo. Y si no, pues tracatrá. Resulta que tendrá que esperar 12 días, eso sí, porque las oficinas municipales están petadas, pero para el 15 de septiembre le han dado cita presencial, así que podrá solicitar el permiso que ya tenía hasta que entró en vigor la nueva regulación. Le han explicado que buzonearon la información en los portales de su barrio y que debía estar al corriente de todo. Ella dice que no le ha llegado nada, y que me cagüen San Quintín y su puñetera estirpe. Mientras me lo contaba, al menos yo tenía la tranquilidad de que no iba a arrancar los pelos a tirones, porque se me cayeron hace tiempo y lo que queda no da para asir.