Estamos en tiempo de balance de la mitad de legistura. Los gobiernos y los partidos repasan lo realizado en esta primera parte de mandato y como dicta el guion, en tono positivo y optimista se expresan los que ocupan el gobierno y sombrío y crítico los de la oposición. Coinciden estas valoraciones partidistas con el Sociómetro que acaba de publicar la Diputación. Lo primero en lo que nos solemos fijar los medios es en el resultado del sondeo electoral que acompaña a las encuestas que sobre una amplia variedad de temas preguntan los autores del estudio a los que caen presa de los encuestadores. El baile de escaños tiene un interés relativo, en la medida en que se trata de una imagen fija de un tiempo que evolucionará en los próximos dos años, cuando llegue el momento de votar.

Más interesante me parece el ranking de preocupaciones ciudadanas, porque refleja mejor el pulso social y permite observar la evolución de los problemas cuando se comparan con oleadas anteriores. Por ejemplo, con la de hace solo dos años, el último Sociómetro de la anterior legislatura. Y hay cambios profundos en la clasificación. Pasa a convertirse en líder muy destacado, doblando incluso al siguiente problema, la vivienda, que hace dos años era una preocupación importante pero por debajo del paro y de Osakidetza. En cambio, disminuye la inquietud por el desempleo y la crisis económica, se mantienen los lamentos por la Sanidad y suben de manera sensible la inmigración y la seguridad ciudadana. Pese a todo, la mayoría coincide en que nuestra calidad de vida es notable.