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Jurdan Arretxe

Periodista irundarra. En Política entre 2009 y 2020, desde entonces, en el equipo web de 'Noticias de Gipuzkoa'.

Kauldi Odriozola

“No sé cómo se le da la vuelta a esto, pero se la tenemos que dar”, reconoció al acabar la semifinal

Kauldi Odriozola

En octubre de 2019, Kauldi Odriozola se llevó un disgusto doble: además de caer lesionado y perderse por ello el partido 100 del Bidasoa en Europa, su familia y amigos se quedaron sin poder disfrutar del zumaiarra en el pabellón Joao Rocha de Lisboa. No era al primero que le pasaba algo similar ni va a ser el último en el deporte. En todos esos momentos los deportistas tienen una red que les recoge y les impulsa. Una red que si funciona bien, les hace no volar a terrenos engreídos que vayan más allá de los sueños. Y Odriozola ha ido cumpliendo esos sueños desde que salió del Pulpo: ascendió con el Bidasoa a la Liga Asobal y debutó en la Champions, ya colecciona medallas con la selección española y este domingo en La Meca del balonmano europeo, llamada Colonia, ha cumplido un nuevo sueño después de recibir un gran varapalo en la semifinal del sábado. “No sé cómo se le da la vuelta a esto, pero se la tenemos que dar”, reconoció al acabar la semifinal. En ese pensamiento incluía a su equipo, pero también los que estaban en la grada. Esa red invisible que tiene detrás cualquier deportista. Por todos ellos, lideró al Nantes contra el Barça y se colgó la medalla de bronce al cuello. Cinco años y medio después de aquel disgusto de Lisboa, algunos de ellos cerraron con él en el majestuoso Lanxess Arena de Colonia un círculo que Odriozola amenaza con seguir creciendo.