“El proceso electoral en las elecciones a la Federación Española de Fútbol (RFEF) es medieval y absolutamente dirigible”. Manu Díaz, presidente de la Federación Guipuzcoana, lo ha dejado claro en una entrevista en Marca. Y esta es la razón por la que un condenado a siete años de inhabilitación para ocupar cargos públicos (por prevaricar cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra), Rafael Louzán, se ha erigido en el candidato elegido por ciertos poderes para que presida la RFEF, que en los últimos años se ha convertido en una de las instituciones más desacreditadas del mundo del deporte. Hasta el mismísimo mandamás de LaLiga, Javier Tebas, le avala... y con esto está todo dicho. No importa que en los estatutos de la propia Federación se indique como condición para ser presidente no estar inhabilitado para desempeñar cargos públicos. Y ahí está el historial de esta entidad... Lo que está claro es que por este camino el fútbol no va a conseguir sanear su desde hace mucho tiempo deteriorada imagen. “Tenemos un problema de credibilidad absoluto porque nuestras acciones no acompañan lo que decimos”, lo dice también alguien que, tras cuatro años dirigiendo la Guipuzcoana, sabe de sobra cómo funciona esto. Simplemente, incompresible.