Ahora que tanto se habla de la próxima e inevitable desaparición del dinero físico para que paguemos todo con tarjeta, bizums, paypales y similares, resulta que el dinero digital es el más volátil y de la noche a la mañana te pueden dejar sin un euro. Y no hablo de un ciberataque o un sms falso de tu supuesto banco. Hablo de las tarjetas prepago de Correos que prometían ser la panacea para realizar compras seguras en Internet o para recargar la pasta a la chavalería (los hijos que estudian en otra ciudad, por ejemplo) evitando que gasten más de lo que deben. Si hasta les pusieron dibujitos de un conocido videojuego para hacerse con el sector. Pero este verano, cuando la peña andaba a otras cosas, miles, cientos de miles de tarjetas de crédito han dejado de funcionar y el dinero que tenían ha desaparecido. Correos no da datos de cuántos afectados son y cuánto dinero han perdido, pero no serán pocos cuando en el servicio de atención al cliente nadie se pone al teléfono y te despachan con una grabación en la que deletrean una dirección imposible para que pidas la pasta a Irlanda ya si eso. En Correos se lavan las manos, como si no fuera con ellos con quien se contrataron esas tarjetas que llevan su logo. Y así, amiguitos, se destroza la credibilidad de una empresa y una marca histórica. ¿Dónde está la bolita, dónde está la bolita, dónde está el dinero de las tarjetas prepago de Correos?