Dos personas, en este caso dos hombres, ha aparecido muertas en las playas donostiarras con poco más de un mes de diferencia. El primer fallecimiento tuvo lugar el 15 de septiembre en La Concha y el segundo, un joven australiano de 22 años, el martes 17 en Ondarreta. Me causa cierto desasosiego pensar que buscando unos días de relax o de diversión hayan encontrado la muerte, uno por ahogamiento y el otro, al parecer, tras caer a la arena desde lo ato de un muro. Me imagino la llamada telefónica, ese anuncio de que su hermano, hijo, padre, amigo, pareja o tío se fue de vacaciones para nunca volver. Al qu esperaban para oirle contar las aventuras y desventuras vividas no lo podrá hacer, ya no volverá. Me causa cierto desasosiego por que, quien más o quien menos, pensando en grandes destinos o ansiando el descanso en el pueblo familiar, esperamos poder disfrutar de unas vacaciones que nos carguen las pilas. Muchas son las personas cuyas circunstancias se lo impiden, pero también son muchas las que pasan meses preparando una salida para conocer otros lugares, otras gentes, otros días y otras noches. Es imposible saber dónde se encuentra la meta de nuestro viaje, tampoco del vital. En este caso ha sido a orillas del Cantábrico.