Siete motoristas han muerto en las carreteras guipuzcoanas en lo que va de año. Todos hombres. El último de ellos ha sido un azpeitiarra de 36 años que falleció, por desgraciada coincidencia, el día grande de las fiestas de su pueblo, al chocar contra un coche en Getaria cuando circulaba por la carretera de la Costa. Estas muertes suponen igualar en siete meses la cifra de motoristas muertos en nuestro territorio en todo el año pasado. Da miedo pensar en cómo acabará 2023. Los motoristas, junto a los peatones y los ciclistas, conforman el grupo de colectivos vulnerables cuando se analiza la siniestralidad en la carretera. Es obvio el porqué: ante un golpe no hay chasis que proteja al conductor. Según un estudio de Fundación Mapfre y la Asociación Española de la Carretera (AEC), en tres de cada diez siniestros mortales el exceso de velocidad es la causa, aunque no siempre es culpa de los conductores de motocicletas. En otros estudio de la AEC se concluye que el 21% de los accidentes de moto mortales se produjeron porque otros conductores no respetaron la prioridad de estos vehículos. Por lo tanto, la responsabilidad es compartida y la solución también debe serlo, ya que, como dice la campaña de Tráfico de Euskadi, en carretera ninguna muerte es aceptable