Le llevo dando vueltas varios días y por varios motivos a una idea. Tenemos un problema, y gordo, con el relevo generacional. Y no hablo de demografía. Me gustaría saber qué parte del porcentaje de la elevada abstención del 28 de mayo corresponde a la juventud. Me lo pregunto yo y deberían cuestionárselo las distintas fuerzas políticas. Aunque a veces, muchas, nos subamos por las paredes con las salidas de tiesto o las decisiones de nuestra clase política, lo cierto es que es peligroso, muy peligroso, que no haya relevo para quienes hoy por hoy nos gobiernan o hacen oposición a nuestros gobernantes. Si no hay relevo, ¿en manos de quiénes vamos a acabar? Lo contrario a la democracia ya sabemos qué es y la democracia necesita de representantes de la ciudadanía. ¿Cómo atraer a la juventud a la política activa si no se les atrae ni a las urnas? Por complicada que sea la respuesta nos urge encontrarla ya, sin más demora, para que mensajes facilones, xenófobos y peligrosos no avancen. Lo contrario a la democracia ya sabemos qué es, repito, y es mejor para todos y todas que no se nos olvide. Pónganse las pilas señoras y señores, salgan de sus despachos, hagan un ejercicio de reflexión sincera y sean más ambiciosos. No vale sólo el hoy y ahora. Trabajen para el futuro.