En casita. Y no por Navidad. Según el Observatorio Vasco de la Juventud, los y las jóvenes de 25 años, siempre que estuvieran trabajando, requerirían de una subida de sueldo del 84% para emanciparse, si su elección pasa por la comprar una vivienda. ¡No era nada lo del ojo y lo tenía en la mano! Además, en dicho informe se indica que los y las jóvenes deberían cobrar un 70% más para poder alquilar una casa. Pues eso. Que se nos quedan en casa. Y no tiene que ser así. Que les queremos, vale; que nos gusta que de vez en cuando vengan a comer por ahí con nosotros, pues también; que si nos dicen que este año sí, que se animan a pasar unos días en familia en verano, pues aplaudimos con las orejas. Lo que ustedes quieran, pero es una tragedia que la juventud solo pueda aspirar a ampliar el tamaño de la cama de su habitación y a que nadie ponga el grito en el cielo cuando vienen con su pareja. Que sí, que escuece, que no es plato de buen gusto. No hay muchas recetas milagrosas, más allá de que cobren salarios dignos. No vale decir eso de “están empezando”, porque pasan los años y siguen en ese punto de partida. Eso frustra, y mucho. Hay quien está en la cima del monte y quiere trepar a la luna pisando el futuro de otros. Lo triste es que en muchos casos la avaricia no rompe el saco.