El final del verano llegó… y el otoño se impuso. Ya es oficial, las hojas pueden caer de los árboles, nos toca cambiar la ropa del armario (que por las noches hace fresco) y volver a ser responsables. ¡Oh desgana, ven a mí! El otoño tiene mala fama porque echa la persiana al verano, la estación de las vacaciones. Quizás no tanta como la del invierno, que tiene sus heladas y su temperatura bajo cero pero le hace media hasta el aprobado la Navidad, con más vacaciones y regalos. El anuncio de que ya es primavera, verano, invierno lo asociamos a El Corte Inglés, pero la mejor oda comercial al otoño se la hizo Galerías Preciados en 1992 (hace ahora 30 años) de la mano de Casadevall Pedreño SPR en un anuncio con canción de Enya (Boadicella, de su primer disco The Celts) en la que se repetía hasta tres veces la misma secuencia teñida de distintos colores mientras una voz en off nos preguntaba “¿Quién te ha dicho que el otoño es gris? Puede ser rojo, puede ser amarillo, puede ser verde…” y que ganó un Oro en el Festival Publicitario de Donostia. ¿Se acuerdan cuando además de cine, Donostia tenía festival de anuncios? Lo añoro, aunque precisamente en eso consiste el otoño. Si a Plutón le quitaron de la liga de los planetas, no descartaremos que un día nos vengan con que otoño no es una estación y lo degraden a apeadero entre verano e invierno. Ya no queda ni Galerías para defenderlo.