Se enumerara como una característica a favor de los gatos como animales domésticos su independencia, el ir a lo suyo. En la mayoría de los casos es así, algunos mininos podrían no estar tan convencidos de que esto sea una cualidad.

Ocurre que algunos de nuestros compañeros felinos tiene una preocupante tendencia a fugarse de la vivienda. Muchos vuelven por sí mismos, otros hay que ir a buscarlos y los menos no regresan. En cualquier caso, el susto y el disgusto son para no contar.

Pero, si en teoría son tan caseros, tan rutinarios que no suelen querer salir de casa ni cambiar temporalmente de domicilio, ¿a qué viene este comportamiento?

Por regla general, la mayoría de los gatos vuelven a casa. Freepik

Siete razones

Las causas son variadas, unas dependen del propio animal y otras pueden ser ambientales, provocadas por el entorno.

Entre las que se pueden atribuir a la naturaleza del gato, se encuentran:

1. El celo. El instinto de reproducción suele ser el primer motivo por el que un gato se escapa. Busca un compañero para aparearse. Las gatas en celo y los gatos macho sin castrar son los principales protagonista de esta acción. La esterilización es la mejor solución.

2. Ampliar su territorio. Puede que un piso se le quede pequeño y necesite ampliar su área. Saldrá a explorar y fijar los límites de su territorio. Puede ir unido a un instinto de caza especialmente desarrollado. O simplemente ha encontrado comida más rica.

3. Una gata preñada. Puede que durante el embarazo, el parto o la crianza, la madre busque un espacio más tranquilo, retirado y discreto del habitual. Puede ser un rincón más escondido en casa, pero también puede ser fuera.

4. Curiosidad. Cuando a un gato le llama la atención algo no duda en seguirlo y perseguirlo. Es, de hecho, el mecanismo de muchos juguetes sencillos, hacer que se fijen en algo y lo persigan. Esta situación puede alargarse y acabar lejos.

La mayor parte de estas situaciones se pueden prevenir ofreciéndoles en casa un espacio con suficientes estímulos que lo mantengan entretenido, que sacien sus instintos o pongan a prueba su inteligencia, así como rincones donde se pueden refugiar y estar tranquilos.

A estas cuatro causas se pueden añadir otros tres factores ambientales que pueden hacer que un gato huya de casa:

1. Falta de atención. Soledad, falta de alimento o de higiene... Cualquiera de estas razones basta para que el gato se vaya a buscar un lugar mejor.

2. Estrés. Nuevos habitantes, cambios en la decoración, obras... Cualquier cambio en la rutina o en su entorno puede molestarlo y hacer que huya. El caso extremo es el miedo, que le puede hacer huir y esconderse.

3. Enfermedad. Cuando un gato nota cierto malestar puede buscar un lugar tranquilo donde esconderse y esperar a que pase el problema. Y puede suceder que ese rincón sea fuera de casa.

Para evitar en la media de lo posible que nuestro gato salga o se evada, tres aspectos son básicos, que todas sus necesidades estén bien cubiertas, que disponga de uno o varios rincones donde refugiarse y aislarse y que se le ofrezcan actividades que estimulen sus capacidades. Y como refuerzo, una malla en ventanas y balcones, que además aumentan la seguridad.

¿Qué hago si se va?

Por regla general, la mayoría de los gatos vuelven a casa. Pueden tardar más o menos, pero suelen hacerlo. En cualquier caso, como medida prudente, lo mejor es ponerle un collar con una placa de identificación y un chip. También existen los localizadores GPS, muy útiles si queda atrapado en algún lugar y no puede regresar por sí mismo. Tener su vacunación al día y emplear medidas profilácticas antiparasitarias protegerán su salud si entra en contacto con gatos callejeros o entornos problemáticos. Entrenarlo y educarlo para que no busque fuera lo que tiene en casa requiere trabajo, pero en el fondo es darle también la atención y los estímulos que necesita.