El guion de la etapa, visto el recorrido, estaba claro desde el comienzo. Una fuga con todas las papeletas de llegar a meta y de jugarse la victoria entre sus componentes. En esta ocasión el triunfo se lo ha llevado Jesús Herrada. Ha interpretado de maravilla el final, pero sobre todo tenía piernas para vencer. Muchas veces se suele decir que un ciclista ha sido el más listo de la etapa o que ha hecho bien las cosas tácticamente, pero la realidad es que generalmente gana el que tiene más patas. En este caso ha sido Herrada. Ha esperado a la distancia exacta después de tener paciencia con la arrancada de Caicedo, al que se le ha hecho larga la llegada. Junto con Herrada, el más peligroso era el francés, pero le ha sorprendido. La baza del Ineos era jugársela con Thomas, pero creo que no tenía gas para un final de ese tipo. Más allá de la lucha por la etapa, para los de la general el día ha sido decepcionante. Nadie se ha movido y todos han subido a ritmo. No es una llegada para sacar grandes diferencias, pero con actitudes de este tipo, sin ambición, le están haciendo la carrera al Jumbo, que tiene a los más fuertes de la carrera. Kuss sigue de líder sin haberse gastado nada y el día le ha venido muy bien para recuperarse del esfuerzo de la crono. Si no le prueban, seguirá ahí. El acelerón de Evenepoel, tan cerca de meta, tampoco tenía mucho sentido. Kuss ha respondido muy bien y Roglic, en cuanto ha visto el movimiento del belga, se ha pegado a ellos de inmediato. En realidad con un ataque así es imposible hacer nada. Creo que todos los favoritos tienen la mente puesta en la etapa con final en el Tourmalet y la de Belagua. En buena medida se podrá saber quién está de verdad para ganar la Vuelta. Son jornadas y puertos muy distintos a los que hemos visto hasta ahora en la carrera.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk