Días de ansiedad de Diestralandia. Las lentejas del gobierno español se pegan pero no acaban de matarse. Con lo bonito que serían unas elecciones y, tras ellas, un ejecutivo del PP con el apoyo de Vox. "Hay que acelerar la ruptura del Gobierno", clama con los dedos hechos huéspedes el editorialista de La Razón. ¿Y por qué? Porque sí: "Pese a la evidente vocación de Pedro Sánchez de agotar la legislatura, existen los suficientes imponderables en el horizonte, no sólo económicos, como para aconsejar que la inevitable ruptura de la coalición gubernamental se produzca cuanto antes".

Desde el mismo diario dirigido por Marhuenda, Abel Hernández apunta un motivo más a todos esos que no detalla el editorialista. Por culpa de la bronca, se nos está quitando el gusto por las cosas buenas: "Esta crisis sorda y, hasta cierto punto, callada del Gobierno de izquierdas es una carcoma que va royendo la fe en las instituciones, las tapas de la Constitución y la eficacia de la acción política en España".

También Pedro J, Ramírez, travestido en editorialista de El Español, pone velas por la quiebra del gobierno de coalición y, un paso más allá, aconseja a Sánchez darle la patada al que sobra en su gabinete: "Si eso [la convocatoria de elecciones] no ha ocurrido es porque los sondeos aconsejan a Pedro Sánchez agotar la legislatura. Pero ese es, precisamente, el motivo por el que el presidente debe lanzar un órdago a Podemos y pactar unas reformas en las que Podemos, los sindicatos y Yolanda Díaz aparezcan como claros perdedores". O sea, que pacte con el PP. Cómo no se nos había ocurrido antes.

Y por ahí va también el editorial de El Mundo, titulado "La división en Podemos debilita más al Gobierno". La idea viene a ser que los morados lo envenenan todo y que, además, están a leches entre ellos: "La guerra ya no se declara solo entre PSOE y Podemos sino en el interior mismo del partido fundado por Pablo Iglesias, cuyos herederos se disputan los restos del naufragio o bien tratan de reflotar el barco bajo el liderazgo presuntamente imparable de Díaz. Mezquinas pugnas de poder interno que absorben la atención que debiera estar puesta en los graves problemas de los españoles".

Isabel San Sebastián no está para hablar de peleas internas sino de cosas más gordas. Ven cómo comienza su descarga de hoy en ABC: "España sufre la peor amenaza de las últimas décadas, no solo a su economía e integridad territorial, sino al Estado de derecho garante de la democracia". Si no fuera porque desde que tengo conocimiento de sus existencia lleva anunciando lo mismo, habría motivos para temblar de miedo. El título de la pieza, por cierto, es muy contenido: "Sánchez y sus secuaces enemigos de la democracia".

Menos mal que Ayuso nos librará de estas plagas. Luis Ventoso, pluma fuerte de El Debate, no tiene la menor duda: "Un país -o expaís- donde imperará la condena del esfuerzo, de la religión, la familia y el éxito personal para arribar a una suerte de anestesia colectivista, en la que seremos esclavos precisamente cuando más libres nos creamos. Ayuso se ha atrevido a decir no, y por eso ha despegado". Eso viene porque ayer la lideresa se pasó por la redacción del órgano de la Asociación Católica de Propagandistas.

En ese mismo chirngo cerramos la subasta de hoy con dos capturas que les darán una idea de por dónde va el percal. El autor de la primera es Antonio R. Naranjo y se la espeto sin más: "Alberto Rodríguez, a quien cabe desearle mucha suerte vendiendo pulseras de cuero en alguna bella playa canaria, es ya oficialmente un mártir de la democracia". La cosa se titula "Ponga un Rastas o un etarra en su vida".

Y ahora sí, la última, regurgitada por un nostálgico, o sea, por un franquista de tomo y lomo llamado José F. Martín Cinto: "Durante más de 40 años, estuvo al frente de los destinos de España Francisco Franco que, como todo el mundo, tuvo claroscuros en su gestión pero, sin ninguna duda, la parte positiva fue tan abrumadoramente buena para España, que los errores han quedado minimizados en la verdadera historia".