la hora de hacer una exposición te entran muchas dudas y te haces casi siempre la misma pregunta: ¿Qué tipo de imágenes podemos poner?”. El conocido fotógrafo amaratarra Juantxo Egaña ha optado en esta ocasión por unas imágenes que muestran “una Amara y una Donostia casi inédita para muchos de sus vecinos”. Y en eso precisamente consiste la muestra que se recoge en la estación del Topo de Amara, cuyas paredes, en esta ocasión, se han convertido en murales en los que se puede ver una Donostia “desconocida”, incluso para el mismo autor de la exposición.

“Esas imágenes evocan esa nostalgia de ciudad que me hubiera gustado tener, aparte de lo que puedan aportar las propias imágenes en sí. Evocan una visión romántica de Donostia, esa ciudad que se acababa en la Plaza del Centenario”, sostiene el amaratarra, que ha tenido que, como él mismo reconoce, desechar un buen número de diapositivas. “El espectador que vaya a ver la exposición se va a encontrar con nueve fotografías. Son imágenes muy impactantes”, destaca el artista, que ha echado mano del material fotográfico de dos fotógrafos donostiarras como Hermenegildo Otero, cuyos fondos los conserva la fototeca de Kutxa, y Gregorio González Galarza, cuyos fondos están en el Museo de San Telmo. “Fueron dos visionarios porque cogieron una ciudad que estaba cambiando. Estaban creando nuevas calles, nuevos espacios y supieron retratar lo antiguo y lo moderno y lo dejaron para nosotros, para la posteridad, para que los donostiarras que viniéramos después pudiéramos tener acceso a esa ciudad que en estos momentos ya ha desaparecido”, lamenta Egaña.

En opinión de este amaratarra, que no ha querido perderse los actos de celebración de los 100 años de vida de la sociedad Donosti Berri de Amara, “son imágenes muy evocadoras y nos muestran una ciudad desaparecida”, haciendo referencia, por ejemplo, a una instantánea en la que se puede ver a una serie de niños jugando en la arena. “A primera vista, podría parecer La Concha, pero no, es una playa entre la calle Urbieta y la calle Easo, en pleno centro de la ciudad”, explica. Se ve, claramente, la transformación que ha sufrido la ciudad a través de una imagen en la que, a un costado, se puede apreciar también el convento de San Bartolomé y la antigua estación del Topo de Amara, que abrió sus puertas hacia 1897.

Da importancia, asimismo, a una imagen en la que se ve la Fuente de la Salud. “Era un paseo a donde se dirigía la gente de la ciudad para pasear, para estar. Se tiró al principio del siglo XX. Esa fuente da nombre a lo que es ahora la calle de la salud y por aquel entonces se decía que ese agua tenía efectos medicinales”, recuerda el fotógrafo de Amara, que analiza otra instantánea en la que aparece un acueducto: “Ese acueducto de Morlans llevaba el agua hasta la fuente de la Plaza Vieja, lo que es hoy el Boulevard”.

Otra de las imágenes que forman parte de la exposición es una sacada desde el alto de Errondo y “es maravillosa”, califica Egaña: “Se ve media ciudad, toda la zona de Amara cubierta por las marismas y se ve, incluso, algún caserío. Nos enseña cómo era la ciudad en ese momento”, analiza. Se puede apreciar en otra instantánea una cucaña. “Está hecha a la altura del parque de Amara. El río Urumea tenía más utilidad de lo que tiene hoy en día. Ahora es difícil que se pueda utilizar para hacer una cucaña a la altura del parque, en el río, pero bueno, en su momento se utilizaba, tenía su parte más lúdica”.

En definitiva, son imágenes “que nos van a transportar a un tiempo pasado”, algo que ocurre en una época en la que se ve a unos pescadores pescando en las marismas del barrio de Amara. “Se ve a gente con las layas, de lo más casero, por llamarlo de alguna manera. A través de esas imágenes queremos dar a conocer lo que era anteriormente Amara, lo que fue Donostia. Es una manera de acercar a los amaratarras y a los donostiarras a una época ya pasada”.