El proyecto Musika Gertu echará andar en el curso 2021-2022 inicialmente en tres centros escolares del Distrito Este de Donostia: Altzako Herri Ikastetxea, Herrera Ikastetxea y el Instituto de Bidebieta. La iniciativa tiene como principal objetivo mejorar la accesibilidad de la enseñanza musical en dichos centros educativos y “construir mayor cohesión social a través de la música”, reforzar la sede de Herrera y conseguir un número de estudiantes acorde a su potencialidad y aumentar la presencia de alumnado del citado distrito en la Escuela.

El director de la Musika Eskola, Mikel Mate, lo explicaba. “Hace cuatro años decidimos tener una sede en el Distrito Este con capacidad para unas 400 o 500 personas y que diera servicio a una zona que considerábamos que teníamos muy descuidada”, una zona con un porcentaje muy alto de personas inmigrantes que, en muchos casos, no acababan de dar el paso de acudir a clases de música.

Musika Gertu pretende avanzar hacia la consecución de unos objetivos que no se habían alcanzado en la medida deseada. “Ya hace tres años que en Herrera empezamos a dar clases de instrumentos, pero comprobamos que matricularse costaba mucho por distintas razones, por falta de hábito o por motivos diversos”.

Este “proyecto piloto” pretende que dar este paso resulte “mucho más fácil” y, para ello, entre otros aspectos, se han fijado unas tarifas “simbólicas”. Los estudiantes de entre 8 y 12 años que en Herrera y Altza participen en la propuesta abonarán seis euros por todo el curso.

Las clases de instrumentos se impartirán en ambos centros en horario de mediodía para lograr que niños y niñas “que normalmente no se acercan a la música, lo hagan”. “Vamos a dar todas las facilidades para que empiecen a vincularse con la Escuela, explica Mate.

Mikel Urdangarin, responsable del centro de Herrera, puntualiza: “Se impartirán estas clases al mediodía y por la tarde se seguirá con el ritmo habitual de la sede de la Escuela de Música. El profesorado de la sede será el encargado de impartir las clases en las aulas”.

En Bidebieta la propuesta será algo diferente, más centrada en la práctica, en la vivencia, para impulsar “una txaranga y también un grupo de percusión, con dinámicas muy jóvenes, desde batukada a percusión corporal”.

En el caso de quienes quieran participar en la txaranga sí se exigirá conocimiento del instrumento, no así a quienes se apunten a batukada.

En Bidebieta la invitación a participar de estas clases se extenderá a los y las jóvenes del barrio, cursen o no sus estudios en el instituto. “No habrá pruebas de nivel, pero hemos detectado que en la zona hay jóvenes con conocimiento de instrumentos que podrían participar”, señaló Mate.

En las clases a impartir en los centros escolares de Herrera y de Altza no hará falta que el alumnado tenga conocimiento alguno del instrumento que elija, que aportará la Escuela, y a las mismas no podrán acudir alumnos que no pertenezcan a dichos centros.

En Herrera Ikastetxea se impartirán clases de violín, viola, violoncelo, contrabajo y percusión. En Altza los alumnos se aproximarán al saxofón, la flauta, la trompeta, el trombón y el bombardino.

Las clases se impartirán dos veces por semana y tendrán una duración de 40 0 60 minutos. En Bidebieta serán de una hora o algo más y se desarrollarán los viernes por la tarde.

Con posterioridad, se trabajará para hacer “visible” la labor de estos alumnos en el barrio mediante recitales, conciertos y otras iniciativas.

El Consejo Rector de la Escuela de Música dio luz verde en su última reunión de trabajo al acuerdo que recoge las bases del proyecto, que incluye también “una tercera pata” que, explico Mate, involucra a los Servicios Sociales municipales.

Por medio de esta iniciativa, la Escuela de Música y Danza colaborará en “la integración de alumnado, como intervención preventiva en entornos vulnerables”, con la música como herramienta.

Serán las propias trabajadoras sociales las que propondrán a qué alumnos les resultará beneficioso por distintos motivos acudir a las clases de música, en cualquiera de las sedes de la Escuela. En este caso la iniciativa se extiende al conjunto de la ciudad.

“Tenemos una estructura bastante grande en los distintos barrios de Donostia a la que pueden acudir los jóvenes. Trataríamos de dirigirlos a las aulas que tengan más cerca”, puntualizó Mate.

“Se trata de un programa preventivo que impulsa la detección e intervención temprana en situaciones de riesgo de desprotección de menores en los diferentes recursos comunitarios que proveen servicios directos, de forma permanente, ocasional o excepcional”, se explica en el documento aprobado en el Consejo, que añade que “su última finalidad es prevenir posibles situaciones de riesgo y/o desprotección en sus diferentes tipologías”.

“En el pasado ya tuvimos alguna experiencia puntual a petición de los Servicios Sociales y ahora queremos ampliar la dinámica, siempre de la mano del personal técnico”, informa Mate.

La selección

A la hora de poner en marcha esta iniciativa, que no se descarta que pueda ampliarse con posterioridad a otras zonas de la ciudad, se han tomado en cuenta distintos criterios. “Socioeconómicamente hay muchas diferencias, no solo en lo que al nivel de renta se refiere, también en las costumbres”, puntualiza Mate.

En el Instituto de Bidebieta y en Herrera la tasa de población inmigrante está “muy por encima de la media de la ciudad” y con esta iniciativa se quiere propiciar su acercamiento a unas clases de música a las que, hasta la fecha, no han prestado demasiada atención.

“La música puede ser una herramienta de integración para los alumnos, pero también para sus familias”, añade el director de la Escuela de Música.

“Además, de este modo se acercan a la oferta de la escuela y puede despertarse en ellos una afición que les impulse a seguir con su itinerario”, abunda el concejal de Cultura, Jon Insausti.

“Pretendemos hacer accesible a todos la oferta de a Escuela de Música, sin ninguna diferencia por motivos de renta u otras razones. Planteamos la música como algo que cohesione socialmente”, insiste en esta línea Mikel Urdangarin. “Cuando los alumnos vienen a aprender un instrumento aprenden también un montón de valores, el respeto hacia los demás, el sacrifico, el trabajo personal o la resiliencia”, añade.

“Lo bueno es que, además, lo aprenden todo casi sin enterarse, de forma muy lúdica, muy natural y vivencial”, incide en esta misma línea Mikel Mate.

conciertos de presentación

Para lograr atraer alumnado a la oferta de Musika Gertu se van a organizar durante el mes de mayo dos concierto didácticos “para presentar los instrumentos que impartimos en Herrera. Esta semana daremos un concierto en esta sede y la próxima, en Altza. También daremos uno en Bidebieta”, destaca Urdangarin.

Y es que las formas más convencionales de promoción, como el buzoneo de material informativo, no ha conseguido “llegar a la población” de estos barrios, de ahí que la sede de Herrera no haya cogido el impulso deseado.

“Muchas veces nos comentan que hay parte de la población que no valora la formación musical. Por eso hemos decidido ponérselo muy, muy fácil y darla en los propios centros escolares”, resalta Mate.

“Una vez se integren en esta dinámica esperamos que sea el propio alumnado el que decida sumarse al proyecto normalizado de la escuela. Pero para comenzar hay que ofrecer algo diferente, porque lo que veníamos haciendo no ha funcionado”, señala.

Mate reconoce que no hay “una varita mágica”, aunque a la hora de poner en marcha el proyecto se ha prestado atención a iniciativas que ya vienen funcionando con buenos resultados en otros lugares, como Catalunya. “Hemos tomado buena nota de estas propuestas y las hemos adaptado a nuestra realidad”, destaca.

El objetivo final, que los responsables del proyecto consideran que es factible lograr, es sumar en un año 120 alumnos en las distintas líneas que se han puesto en marcha. “Si somos capaces de que permanezcan todo el año, será más sencillo que se integren a la dinámica de la Escuela”, subraya.

Para ello se va dar especial importancia al trabajo en grupo. “Quien venga a aprender violín no va a estar solo tocando el instrumento, estará en un grupito donde compartirán, donde estarán con amigos. Luego los sacaremos a la calle para que los padres y las madres también lo compartan”, explica.

“Es importante que sean testigos de la ilusión de sus hijos e hijas y se active un efecto contagiador. Este es un proyecto a largo plazo que ha venido para quedarse”, avanza Mate. “No queremos ser únicamente la Escuela del Centro de Donostia sino de toda la ciudad”, abunda.

“El curso 2021-2022 será nuestra prueba piloto. Habrá que ver cómo se recibe la propuesta para estudiar si se extiende. No pretendemos hacer competencia a nadie, sino llenar vacíos donde se ha detectado una necesidad, como es este caso”, concluye el edil de Cultura, Jon Insausti.

“Vamos a dar al alumnado del Distrito Este todas las facilidades para que se vincule con la Escuela”

Director de la Escuela de Música

“Cuando el alumnado viene a aprender un instrumento también aprende valores”

Responsable de la sede de Herrera

“No buscamos hacer competencia a nadie, sino llenar los vacíos que se han detectado ”

Concejal de Cultura