l sector de la hostelería está sufriendo de la forma más virulenta los efectos de la pandemia, con cierres totales o parciales, limitación de aforos, obligación de redistribuir los espacios... Sin turistas y casi sin visitantes de los municipios colindantes, la pelea está siendo dura y hay que ganarse a la clientela local.

Nadie se atreve a vaticinar lo que viene, ni tan siquiera se puede adelantar la programación de la semana siguiente. Alquileres brutales, dificultad para mantener una plantilla estable y ofertas que deben adecuarse a cambios casi semanales hacen que abrir un bar o un restaurante en tiempos de covid resulte casi una heroicidad.

Pero siempre hay profesionales que se echan la manta a la cabeza y que se deciden a capear el temporal, con el viento en contra, pero con el convencimiento de que, tras la tempestad, siempre llega la ansiada calma.

Pese a las adversidades, no faltan hosteleros que deciden iniciar una nueva aventura profesional en Donostia, una plaza especialmente difícil en ausencia de turismo. Tres de estos valientes comparten su experiencia con NOTICIAS DE GIPUZKOA: el Kapadokia, el bar Irrintzi y el Mesón Martín.