l Museo del Montañismo Vasco, cuyo embrión lleva desde septiembre de 2019 en el edificio del polideportivo Zuhaizti, se ha quedado sin refugio. Las instalaciones cedidas de modo provisional por el Ayuntamiento de Donostia para llevar a cabo trabajos de catalogación y custodia de los miles de objetos y documentos que posee la Fundación EMMOA (Euskal Menditasunaren Museoa/Museo del Montañismo Vasco) no podrán seguir en el lugar. El nuevo gestor del polideportivo está obligado a hacer obras de mejora en el edificio, según el contrato de gestión con Donostia Kirola, por lo que la oficina del museo en gestación deberá salir del edificio.

Que Zuhaizti era un lugar transitorio ya se preveía, pero también que el Museo del Montañismo Vasco se instalara después en el estadio de Anoeta. Sin embargo, el Ayuntamiento de Donostia ha rechazado ahora esta opción, contemplada hace año y medio, ya que las salas del renovado estadio tienen muchos pretendientes. Algunos equipamientos municipales, como el haur txoko y el gazteleku de Amara, destinados a retornar al estadio de Anoeta, siguen aún en barracones prefabricados en la plaza de Ferrerías sin trasladarse a su anunciado destino.

En estas circunstancias, la Fundación EMMOA ha iniciado una ronda de contactos para buscar un lugar al que trasladarse cuando "en dos o tres meses" tenga que salir de Zuhaizti. Así lo explica el secretario de EMMOA, Antxon Iturriza, que, sin embargo, se muestra "esperanzado" en que el Ayuntamiento de Donostia, que se implicó notablemente en la propuesta y cedió transitoriamente los locales de Zuhaizti, "ofrezca una alternativa" para proseguir con el proyecto de Museo del Montañismo Vasco en Donostia. "Zuhaizti es nuestro campamento base pero la cumbre está aún lejos", dice Iturriza.

Los días pasan y los integrantes de la fundación cuentan con propuestas de ayuda de entidades amigas como Aranzadi o el Club Vasco de Camping (CVC), que se han prestado a ceder algunos espacios para que no se interrumpan las tareas de catalogación y otras que deben llevarse a cabo.

En la sede del CVC, por ejemplo, se podrán seguir catalogando los distintos documentos, pero EMMOA necesita un espacio amplio para guardar y trabajar con el abundante patrimonio del Museo del Montañismo Vasco. "Nos hace falta un cierto tamaño, en Zuhaizti tenemos unos 130 metros cuadrados, y debe ser un lugar seguro, con acceso controlado", explica Iturriza. Miles de libros, fotografías, documentos y material de montaña antiguo o que ha participado en algunas expediciones históricas forman parte del patrimonio que ha logrado reunir EMMOA y que será protagonista del museo que se abrirá al público en el futuro.

La fundación, además, desea que sea Donostia la localidad que albergue este museo, ya que es en la que trabajan la mayor parte de los integrantes de la fundación y donde se han llevado a cabo los preparativos desde hace tiempo. La primera idea del Museo del Montañismo Vasco surgió de la Federación de Montaña, cuando se creó en 1924 en Elgeta. A pesar de que hubo conversaciones, este municipio quedó descartado como sede del museo, al igual que Durango o Arantzazu.