- ¿Qué sensación tiene estos días en los que le ha tocado dirigir una ciudad paralizada por el virus?

-Una sensación muy extraña, la verdad. Nunca me hubiera imaginado que hubiera que vivir una situación así. Aunque también es verdad que, a medida que pasan los días, como a todo, uno se va acostumbrando, tanto a la imagen de la ciudad como a su funcionamiento. Pero está siendo muy extraño.

¿Pensaba que se podría repetir aquí la situación de Italia?

-Sinceramente, no. Creía que podía llegar en algún sitio, pero no que fuera de carácter tan general y que nos llegara a alcanzar, así era una hipótesis que no contemplaba.

¿Cuál es su principal preocupación en este momento?

-Evidentemente, la salud de los ciudadanos. Pero desde el punto de vista de funcionamiento del Ayuntamiento, en este momento, la preocupación es procurar que las actuaciones de servicios sociales sean adecuadas y se dé respuesta a las situaciones en las que tenemos que funcionar.

¿Cómo trabaja estos días, desde el Ayuntamiento o desde casa?

-Por las mañanas me desplazo al ayuntamiento, donde estamos un equipo mínimo, y hasta las 15.00 horas aproximadamente permanezco en el despacho. Por la tarde, con el ordenador portátil, estoy en casa y combino un poco todo. Hay que tener en cuenta que en casa están también mis hijos, con sus tareas. Si puedo ayudo un poco en la realización de las mismas, pero siempre estoy conectado porque hay cosas que van surgiendo y hay que resolver.

¿Tiene sensación de soledad, como sucede a muchos de los que están en teletrabajo ?

-Tengo sensación de soledad todo el día. En el ayuntamiento estamos muy pocos y cada uno con nuestro ordenador, nuestro teléfono€

¿La infección de agentes municipales está generando mucho trastorno en la plantilla de la Guardia Municipal?

-El miércoles eran seis. Hasta el momento no ha generado gran trastorno. Los primeros cuatro positivos que salieron la anterior semana nos hicieron pensar que se podía generar un problema pero no se ha disparado la cifra hasta ahora. Cuando aparecieron los primeros positivos en el cuerpo, pedimos entonces que la Guardia Municipal se pudiera hacer los tests para atajar lo más posible la situación y ahora hay una cierta contención.

¿Han ingresado nuevos guardias jubilados, como se barajó?

-Se cuenta con la colaboración de algunos que mostraron su disposición para ayudar, al igual que de bomberos.

¿A qué se dedican ahora otros cuerpos como los agentes de movilidad, que tendrán menos trabajo?

-Los agentes de movilidad, como no hay OTA, centran su atención en que se respeten las zonas de carga y descarga porque es importante para la descarga de mercancías y trabajan también en que se respete el aforo de los autobuses.

¿Hay trabajadores municipales que han cambiado de tarea en estos momentos?

-Sí, hay algunos que han sido asignados a Acción Social Y luego la actuación Lagunkate, que se centra en ponernos en contacto con los mayores de 65 años, ha contado con trabajadores de distintos departamentos que normalmente tienen otras funciones.

¿Qué nota le pondría al teletrabajo, que está ahora salvando la Administración? ¿Está funcionando bien la informática a nivel municipal o necesita mejoras?

-Está trabajando bastante bien. Esta es una de las situaciones que ponen a prueba los sistemas. La teoría está muy bien, pero cuando se prueba de verdad es en casos así, y creo que está funcionando razonablemente. La propia Donostiatik, el centro informático municipal, ha hecho todo el trabajo y ha ido creando las condiciones para el teletrabajo. Por ejemplo, Udalinfo ya está migrado a los domicilios de las personas que trabajan en este servicio de atención ciudadana.

¿Ha calculado el Ayuntamiento el agujero económico que puede suponer el retraso de tasas e impuestos?

-El impacto sobre las cuentas del Ayuntamiento es difícil de valorar porque no sabemos cuánto tiempo va a durar la situación. Por ejemplo, los servicios de la compañía de autobuses, con menos de un 80% de clientes, que no pagan, generan un incremento de déficit, que valoramos inicialmente en 350.000-400.000 euros por semana. Puede que ahora se haya reducido algo porque se han reducido servicios, pero eso va generando un aumento de déficit considerable. Como consecuencia de los decretos del Gobierno de España hay muchos servicios contratados por el Ayuntamiento que tenemos que seguir pagando, se presten o no, y todo eso va a ir sumando. Y como no sabemos cuándo termina esto, no sabemos cuánto va a sumar. Y en cuanto a ingresos, los del Ayuntamiento no tienen que verse tan resentidos, pero la liquidez puede quedar afectada porque los aplazamientos pueden hacer que no entre en caja el dinero, pero eso no es un gran problema. Lo que más nos preocupa es la parte de la aportación del fondo foral. Nosotros recibimos 135 millones de euros pero si la actividad económica cae, que es lo que nutre ese fondo foral, creo que vamos a tener un impacto severo. Todo eso no se sabe muy bien cuánto va a ser, pero bastante.

¿Cómo y para qué sería el fondo económico que están ahora diseñando?

-Vemos que hay que empezar a pensar en volver a encender el motor con sectores que son los que más están sufriendo la situación y les va a costar retornar a la actividad, como los relacionados con la actividad turística, comercio, hostelería... Evidentemente no van a iniciar su actividad como si nada hubiera pasado al día siguiente. Estamos analizado qué podemos hacer desde el Ayuntamiento, además de lo que están haciendo otras instituciones, para internar ayudar. Y somos conscientes de que vamos a tener que habilitar un fondo y acudir a endeudamiento. Hay un problema, las reglas sobre endeudamiento que en este momento están vigentes con respecto a entidades locales no han cambiado y hay una limitación muy severa. Pero eso se tendrá que cambiar. Donostia probablemente no sea de las que peor esté. Y ese fondo tratará de dar respuesta a esto.

¿Puede suceder que algunas inversiones previstas en la ciudad y que no han comenzado se queden en la cuneta por las necesidades sociales derivadas de la pandemia? ¿Se tendrá que rehacer el presupuesto?

-Al concejal de Hacienda y Finanzas, Jaime Domínguez-Macaya, le he dicho que el presupuesto de 2020 ha caducado y que a la vuelta de esta situación tendremos que rehacerlo, sabiendo los ingresos con los que contamos, las necesidades, en definitiva, haciendo una especie de presupuesto nuevo. Ahí tendremos que valorar, priorizar y ver si lo que queríamos hacer es ahora tan imprescindible para hacer otras cosas.

El hecho de que dos compañeros de Corporación hayan enfermado, ¿les ha hecho extremar las precauciones a los demás corporativos?

-Ya las habíamos extremado. La corporación, muy desde el principio, entró en confinamiento de forma mayoritaria. Si ha habido alguna reunión la hemos hecho en el salón de plenos, muy separados y con megafonía porque no nos oíamos. Teníamos una distancia muy razonable.

¿Qué ideas pone en marcha en su hogar con el fin de pasar lo mejor posible el confinamiento?

-Mucho tiempo no tengo pero me permito mis licencias. Una de ellas es que a partir de las 18.00 horas, o así, cojo un momento para hablar con Skype con los amigos y comentar la jugada del día. A las 20.00 horas participo en el aplauso general con gusto y convencido. Y después de cenar, cuando los niños se van a la cama, aprovecho para ver alguna película. Igual estoy viendo alguna más que habitualmente. Aunque tiempo de aburrirme no me queda.

"Pensamos que hay que empezar a encender de nuevo el motor, de ahí el fondo especial que estamos preparando"

"Tendremos que valorar, priorizar y ver si lo que queríamos hacer es tan imprescindible en la nueva situación"