donostia - El Gobierno Vasco aprobó ayer de manera definitiva la catalogación del Peine del Viento como Bien Cultural, en la categoría de conjunto monumental (la máxima calificación posible). Además de reconocer y poner en valor esta obra, su catalogación garantiza su preservación en las mejores condiciones y supone, además, el primer paso del proceso que pretenden seguir el Ayuntamiento de Donostia y el Gobierno Vasco para poder llegar a proponer a la Unesco que lo considere Patrimonio de la Humanidad.

El Gobierno Vasco anunció en febrero la propuesta para catalogar este espacio y, superada la fase de alegaciones, el Consejo de Gobierno aprobó ayer de manera definitiva su inclusión en el registro de bienes calificados, que afecta tanto a las esculturas como a su entorno natural. Concretamente, la protección alcanza tres espacios: la plaza diseñada por Peña Ganchegui, las tres esculturas creadas por Eduardo Chillida y el entorno natural.

Precisamente, el expediente incide en que uno de los ejes de la propuesta de protección es la vinculación entre la obra y la naturaleza: "La condición de límite entre lo urbano y lo natural es un factor fundamental en la concepción del proyecto".

Tras el periodo de alegaciones, ha habido ligeros cambios con respecto a la propuesta presentada en febrero por el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, y el alcalde de Donostia, Eneko Goia, que en ese acto estuvieron acompañados por las familias de Peña Ganchegui y Chillida. La principal variación se refiere a la concreción de las medidas de protección del medio marino, que quedarán supeditadas al futuro Plan de Ordenación del Espacio Marítimo de la Demarcación Marina Noratlántica. Se responde así a las alegaciones presentadas por el Servicio Provincial de Costas, dependiente del Gobierno central.

Los diferentes elementos del Peine del Viento cuentan también con distintos regímenes de protección dentro del marco del conjunto monumental. Hay elementos considerados de especial protección (la más alta), y son los que tienen "valores esenciales" de tipo arquitectónico o artístico: las tres esculturas de hierro de Eduardo Chillida (también sus bases rocosas), la arquitectura original de la plaza, la ladera natural de Igeldo y los bajos rocosos no sumergidos permanentemente.

También hay elementos de protección media (como la plazuela de acceso y el colector de El Antiguo), carentes de protección (fuentes y bancos de la plataforma superior, murete de adoquín del flysch y el resto de elementos no protegidos) y discordantes (el tratamiento del muro de contención de la ladera, el límite antinatural del tratamiento de la zona alta, el vallado de hormigón, las tapas de arquetas no integradas en la plaza, el mobiliario de acero inoxidable de la plazuela de acceso y otros elementos adosados en esa zona).

"Es gran noticia, ya que es un paso más para conseguir el objetivo de la ciudad y del Ayuntamiento para que el Peine del Viento sea declarado Patrimonio de la Humanidad", afirmó ayer el concejal de Cultura, Jon Insausti, que avanzó que ahora intentarán crear "un grupo motor" que avale la candidatura para que finalmente sea el Gobierno del Estado quien haga la propuesta ante la Unesco.

La nueva figura de protección de este entorno implica, asimismo, ciertas obligaciones con respecto a su mantenimiento para el Ayuntamiento de Donostia. En la actualidad el Consistorio trabaja en un plan integral para el Peine del Viento junto con las familias de Peña Ganchegui y Chillida, que garantice la accesibilidad e incluya también otra serie de intervenciones para acondicionar los sumideros. También prevé actuar sobre la ladera de Igeldo con una malla especial que se adapta a la roca para minimizar su impacto visual.