Donostia - El mercado de asentadores de La Bretxa, actualmente en el sótano de la plaza, subirá al ras de la calle el próximo verano, a la planta baja del edificio Pescadería, una vez que esté renovado. Esa es al menos la intención de la gestora del conjunto, Abastos Gestión, que suscribió ayer un acuerdo con el Ayuntamiento de Donostia para modificar las condiciones de la concesión en vigor.

El convenio, que fue presentado ayer por el alcalde, Eneko Goia, y el responsable de la empresa, Jaime Gómez de Balugera, contempla que sea la propia concesionaria la que se encargue de ejecutar las obras para transformar el viejo inmueble de la Pescadería en un espacio renovado en el que esté situado tanto el mercado de asentadores como el centro de salud previsto, que ocupará parte de las tres plantas, y la cancha deportiva, de dos pisos de altura.

El pago de la obra, que tendrá un coste cercano a los tres millones de euros, será parte del canon que abona la empresa al Ayuntamiento por su concesión, que finaliza en 2048. Hasta entonces, además, pagará anualmente al Consistorio 127.000 euros. Así lo explicó el alcalde, que destacó que la reforma de La Bretxa pretende corregir el “error” del pasado, en alusión a la transformación del conjunto que llevó el mercado al sótano, y que, según añadió, “no se hizo de mala fe”.

Para poner el valor el producto local, el edificio de la Pescadería no solo acogerá 40 puestos de asentadores ahora ubicados en el subsuelo (doce cesarán la actividad y la empresa pagará a sus titulares), sino que contará en su primera planta con un espacio dedicado a la gastronomía que “no será un bar ni un restaurante”, dijo Goia. El espacio, a cargo de la concesionaria, se dedicará a catas, cursos y presentaciones de productos, entre otras actividades relacionadas con el mundo gastronómico. La oferta hostelera de La Bretxa estará compuesta por el bar del mercado (ahora en el sótano y después a ras de calle) así como el situado en la esquina del edificio, que reducirá sus dimensiones, según explicó Gómez de Balugera.

Una vez terminadas las obras, el Ayuntamiento, que sigue con la titularidad de parte del edificio, entregará el espacio para el centro de salud y creará la cancha deportiva y otros espacios. Goia confió en que todas las actuaciones “vayan a la par” y se pueda abrir el ambulatorio el año próximo. El acceso a ambos equipamiento se llevará a cabo por una entrada en la calle Aldamar.

La transformación del conjunto de la Bretxa conllevará también el cambio de ubicación de las baserritarras, desde la calle San Juan a la trasera del edificio Arkoak (antiguo mercado de abastos). Aún no está decidido si irán bajo una marquesina o en casetas. En este edificio, además, los ventanales se abrirán hasta abajo, como originariamente, y algunos podrán ser puertas para dar mayor permeabilidad al inmueble, que mantendrá su actual personalidad comercial.

Además, en la plaza de La Bretxa se eliminará el módulo que da acceso al sótano. El espacio acristalado desaparecerá y se creará una bajada al subterráneo más pequeña, cerca de la carretera de Aldamar. El subterráneo de Pescadería, sin los asentadores, recibirá el supermercado Lidl, actualmente bajo el edificio. El espacio libre podría reservarse a almacén de “última milla”, en el que llegan las mercancías antes de repartirse por medios no motorizados por la zona.