prendió a distinguir las notas musicales casi antes que el abecedario. Iñaxio Ibarrondo Ugarte (Oñati, 1942) ha vivido entre partituras e instrumentos; entregado en cuerpo y alma a la banda de su localidad natal, de la que ha llevado la batuta durante 42 años. Más de cuatro décadas al frente de una formación en la que ha marcado su impronta, con gran dedicación y compromiso. El 3 de octubre, día de Rosario, cerrará su ciclo dirigiendo la agrupación que ha capitaneado desde 1979, cuando se estrenó como director en la víspera del Corpus. El concierto de despedida tendrá lugar en el polideportivo Zubikoa a partir de las 13.00 horas (los pases gratuitos están disponibles en www.oñati.eus).

Las vivencias de todos estos años afloran en estas últimas e intensas jornadas de ensayos y actuaciones. "Me llevo buenos recuerdos. Quizá no está bien que lo diga yo, pero creo que hemos realizado un bonito y buen trabajo para el pueblo; por supuesto, con todos los músicos que he tenido a mi lado", apunta Ibarrondo.

Tenía solo seis años cuando ingresó en la banda oñatiarra para tocar el tambor. Su padre, el músico y compositor Antonino Ibarrondo, era entonces el director. En 1970 la formación se deshizo e Iñaxio empezó su periplo por diferentes bandas, empuñando su clarinete. Militó en las filas de la de Bergara, Arrasate, Barakaldo, Mungia, Sestao, Azpeitia..., hasta que el Consistorio tocó sus puertas para, después de algunos intentos, plantearle que llevara las riendas de un grupo compuesto por una treintena de músicos. Así inició de nuevo su andadura la banda de Oñati; hasta hoy.

"He tratado de no repetir una obra en menos de dos años e incorporar alguna nueva cada dos meses", relata Ibarrondo, mientras bucea en sus cuatro largas décadas como director.

Nunca pensó dedicarse a la música a este nivel. De hecho, profesionalmente ha trabajado en la empresa Hijos de Juan de Garay, ocupándose de la venta de tubos y latón. En 2005 se jubiló y, a partir de entonces, siendo fiel a su compromiso y continua entrega, ha acudido a diario al local de ensayo para enfrascarse en preparativos, composiciones propias, arreglos de piezas... "Siempre hay mucho que hacer", asegura.

En 42 años la banda ha crecido. De 30 en los inicios a 60 músicos en la actualidad. Y aunque la pandemia ha trastocado su actividad, la formación está "en forma" y con un público "fiel" al que le están muy agradecido.

Ibarrondo afronta, de este modo, los últimos días antes de su retiro, que tal y como explica, no ha sido algo que ha ocurrido "de ayer para hoy", pero reconoce que le hubiera gustado dejarlo en Corpus de 2022, con 80 años cumplidos. De su sucesor, el oñatiarra Aitor Biain, con quien lleva ya tiempo "hablando" del tema, destaca su "suficiente experiencia". "La banda se queda en buenas manos", considera Iñaxio.

"Concienciado" de su despedida, admite que va a "echar en falta" a la banda en su día a día. Lo compensará con otras aficiones: "Me gusta leer y pasear". No obstante, la música seguirá presente en su vida. Continuará, como lleva haciéndolo durante 53 años, dirigiendo el coro parroquial.

El del próximo domingo será, por tanto, un concierto muy especial para el que Iñaxio ha escogido un repertorio de obras con un cierto valor "sentimental y nostálgico". Bakarmin que compuso en 1958 tras su visita a tierras extremeñas; Kuadro bat melodixa bat que está dedicada a su primo Agustín Ugarte; el zortziko Oñati y Atzeko kale que firma su padre son algunas de las piezas, cada una con su particular historia, que sonarán durante el recital. Pero antes, hoy, la banda interpretará el concierto del día de San Miguel (Azoka kultura gunea, 13.00).