Todavía falta por acometer los últimos remates y deberán pasar unos días hasta que el departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa proceda a la recepción de la obra pero tres años, diez meses y 22 días después de que se desplomara parcialmente tras ceder uno de los pilares que lo sustentan en su parte central, el emblemático puente de piedra que desde 1866 conecta las localidades costeras de Deba y Mutriku salvando las aguas de la ría debarra se reabre esta misma tarde al tránsito peatonal.

Los propios operarios que se encuentran desempeñando las últimas labores en el puente han avanzado a este periódico que será “en torno a las 18.00 horas de este jueves” cuando se procederá a la reapertura del que está considerado como el último gran puente de piedra de Gipuzkoa; una infraestructura que cuenta con una calificación de protección especial, como conjunto monumental, en el contexto del Camino de Santiago.

Precisamente, esa protección de la que goza el puente fue una de las razones por la que la dirección de Patrimonio de la Diputación Foral de Gipuzkoa decidió asumir la complicada tarea de revertir a su estado original el puente tras el hundimiento parcial que sufrió la madrugada del 5 de julio del 2018.

Ante la ausencia de precedentes similares, la actuación se antojaba todo un reto para la entidad foral, que finalmente ha conseguido llevar a buen puerto un complicadísimo proyecto que ha requerido de novedosas técnicas de ingeniería y de una inversión total de más de 7 millones de euros.

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha estado esta misma mañana con diferentes vecinos del barrio Urazamendi de Mutriku, que han mostrado su “inmensa alegría” tras conocer que desde hoy mismo podrán volver a desplazarse hasta el casco urbano de Deba sin tener que subirse a un vehículo o caminar más de dos kilómetros para llegar al pueblo. No en vano, aunque pertenece a Mutriku, Urazamendi está junto a la margen izquierda de la ría de Deba y es en esta localidad donde hacen su vida las personas residentes en el citado barrio.

Es el caso de Najaf Parvez, un ciudadano que lleva casi cinco años trabajando en Deba pero que en los últimos seis meses reside en Urazamendi. Najaf trabaja en la panadería Galtza y al no poder transitar por el puente, durante ese tiempo se ha visto obligado a tener que caminar cada día durante media hora para poder acudir puntualmente a la panadería, en la que empieza a trabajar a las 4.30 horas de la madrugada.

Según cuenta nada más bajar del autobús urbano que ha utilizado habitualmente para regresar a su casa tras terminar su jornada laboral, “a la hora que entro a trabajar no hay transporte público y por eso estos últimos meses se me han hecho bastante duros porque necesito entre 25 y 30 minutos para llegar caminando a mi puesto de trabajo. Me ha tocado caminar con lluvia, viento y tormentas, por lo que me alegro mucho de que vuelvan a abrir el puente”. Considera que la obra ejecutada “ha quedado muy bien” y no oculta una sonrisa al explicar que, en adelante, apenas necesitará cinco minutos para desplazarse desde su casa hasta su puesto de trabajo.